Editorial
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Termino, como decía el poema de mi paisano Jorge Guillen, al que visité
cuando todavía vivía en EE.UU:
Albor. El horizonte
entreabre sus pestañas,
y empieza a ver. ¿Qué? Nombres.
Están sobre la pátina
de las cosas. La rosa
se llama todavía
hoy rosa, y la memoria
de su tránsito, prisa.
Muchas gracias a todos.