José Antonio Cabezas Fernández del Campo & col.
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Mientras su predecesor, Prof. Pulido, no tuvo este indispensable espacio, J.A.
Cabezas “pronto pudo constatar que era afortunado, al disponer de un laboratorio
(aún sin estrenar) ubicado en el pabellón recién construido, adosado al edificio del
siglo XVI. El laboratorio mostraba toda su escasa riqueza: una hogareña nevera,
varias centrífugas de mesa, algunos desecadores, unos mecheros que se
alimentaban con una mezcla combustible formada por gasolina y éter (que
semanas antes había hecho saltar la puerta donde se preparaba la mezcla), y poco
más”… (5). La escasa superficie total de este laboratorio le resultó un tanto
decepcionante; sin duda, por estar acostumbrado a la amplitud y medios
instrumentales de las instalaciones de otros como el de Madrid y extranjeros
donde hasta entonces había trabajado. Pero consideró enseguida que este aspecto
material era secundario, si lograra pronto algunos recursos económicos para
“dotar la cátedra a fin de poder desarrollar unas prácticas adecuadas para todos
los alumnos y conseguir los instrumentos y revistas esenciales para continuar su
línea investigadora. Y ambas cosas se consiguieron en breve tiempo” (5).
Una solicitud al Director General de Enseñanza Universitaria fue aprobada,
concediéndose una subvención por valor de la entonces elevada cantidad de
200.000 pts. Mediante ella se adquirieron los aparatos y reactivos esenciales para
la realización de prácticas obligatorias por todos los alumnos, además de otras
voluntarias, así como para iniciar allí el desarrollo de la investigación tanto
individual como en equipo con algunos colaboradores. Desde 1962, coincidiendo
con el empuje a la investigación científica promovido por el Químico y
Farmacéutico (y también por breve tiempo Farmacéutico Militar) Ministro de
“Educación y Ciencia” Prof. Lora Tamayo, se obtuvieron fondos adscritos al
investigador responsable, que incrementaron el número y mejor calidad de los
aparatos que así pudieron adquirirse: cromatógrafo de gases, supercentrífuga,
contador de radioisótopos, etc.
b) Resultados de la investigación
Las “Memorias anuales” (6), en que oficialmente se recogían y publicaban
las actividades de cada cátedra, así como otras publicaciones especializadas (7),
reflejan objetivamente y de forma resumida los principales resultados conseguidos
en el periodo de 1959 a 1969, correspondientes a facetas tales como las siguientes:
-‐ Tesis Doctorales e investigaciones personales
: Fueron
6 Tesis
(que
obtuvieron la máxima calificación) relativas al descubrimiento, identificación,
caracterización y cuantificación de ácidos siálicos existentes en diversos materiales
biológicos (sueros normales y patológicos, leche, bilis, cerebro, etc., de humanos y
varias especies animales, así como huevas de peces) demostrando además la
ausencia de estos ácidos en los numerosos materiales de procedencia vegetal
investigados.