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          Además, el desarrollo de las nuevas tecnologías hace que cada vez se recurra con más
        
        
          frecuencia a actividades de muy bajo coste energético en el tiempo libre (videoconsolas,
        
        
          videojuegos, internet, etc.).  Recordemos que el comportamiento sedentario no es
        
        
          simplemente una menor actividad física, sino que se corresponde con un conjunto de
        
        
          comportamientos individuales en los que el hecho de estar
        
        
          
            sentado y/o tumbado
          
        
        
          pasa a ser la
        
        
          forma postural predominante, al mismo tiempo que conlleva un gasto energético muy
        
        
          reducido. Por otro lado, los comportamientos sedentarios se presentan en muchos lugares y
        
        
          situaciones, trabajo, entorno escolar, hogar, en el transporte o en el tiempo libre y de ocio. El
        
        
          problema es que numerosos estudios llevados a cabo en los últimos años han demostrado que
        
        
          el sedentarismo o la inactividad física suponen un factor de riesgo “per se” para el desarrollo
        
        
          de múltiples enfermedades crónicas. Por otro lado, se ha comprobado que el llevar una vida
        
        
          físicamente activa produce numerosos beneficios para la salud: disminuye el riesgo de
        
        
          mortalidad por enfermedades cardiovasculares, previene y/o retrasa el desarrollo de
        
        
          hipertensión arterial, mejora el perfil de los lípidos en sangre (reduce los triglicéridos y
        
        
          aumenta el colesterol HDL), disminuye el riesgo de padecer Diabetes de tipo 2, e incluso de
        
        
          sufrir ciertos tipos de cáncer (colon, mama), mejora el control del peso corporal (prevención
        
        
          y tratamiento del sobrepeso y de la obesidad), ayuda a optimizar y mantener la fuerza y la
        
        
          resistencia muscular, etc. Pero también hay que considerar el deporte de competición, que
        
        
          constituye uno de los fenómenos culturales que despierta más interés en la sociedad actual.
        
        
          Gracias fundamentalmente a los medios de comunicación y a la iniciativa e inversión
        
        
          privada, muchos eventos deportivos se han convertido en grandes espectáculos. Y en este
        
        
          contexto, una buena alimentación y una hidratación adecuada, resultan primordiales para
        
        
          adaptarse a los entrenamientos, optimizar el rendimiento físico y acelerar la recuperación. Y
        
        
          siempre conviene recordar que un deporte lo practicará quién le guste, mientras que llevar
        
        
          una vida activa es un principio ineludible por todos los ciudadanos, más aún si queremos
        
        
          facilitar el cumplimiento del equilibrio energético.
        
        
          Por otro lado, y desde luego no menos importante,
        
        
          la organización de la vida familiar
        
        
          y laboral contribuye a que se dedique cada vez menos tiempo a la compra, preparación y
        
        
          consumo de alimentos, seleccionando las opciones más accesibles y más económicas,  y que
        
        
          requieran menos tiempo para su preparación o incluso se presenten listas para su consumo.
        
        
          Más adelante, en este mismo capítulo se comenta que estas nuevas tendencias pueden