J. A. CABEZAS
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novedad, se proponía la incorporación de las de Farmacia. Pero tales medidas no
pudieron ser aplicadas, a causa de las penosas circunstancias bélicas y la carencia
de medios económicos (por la orden de Napoleón, del año 1808, que privó a esta
Universidad de su fuente principal de ingresos: las famosas tercias del diezmo
eclesiástico).
En la “Gaceta de Madrid” (después denominada “Boletín Oficial del Estado”,
BOE) del 26-‐IX-‐1845 se publica por el Consejo de Instrucción Pública “
Un nuevo
Plan General de Enseñanza para todo el reino, plan más centralizador aún que el de
1824”:
la ley Pidal (1845). Consecuencia de ella, en las escasas aulas que se abren
al bello patio plateresco del venerable edificio de las Escuelas Menores –local que
había servido pocos años antes para alojamiento de los prisioneros franceses-‐ y en
sus reducidos laboratorios se impartieron (inicialmente adscritas a la Facultad de
Filosofía) las enseñanzas de Ciencias, compartiendo dichas dependencias con el
recién creado Instituto de 2ª Enseñanza, desde mediados del siglo XIX hasta el
curso 1903-‐04. El Instituto continuó en aquellos locales hasta que, en 1931, ocupó
los del Noviciado de los Jesuitas, en el paseo de San Antonio, que dejaron éstos al
ser expulsados por el Gobierno de la República.
Tales enseñanzas fueron impartidas principalmente por dos salmantinos:
los hermanos D. Juan José y D. Ángel Villar y Macías, ambos Licenciados y Doctores
en Farmacia, formados en Madrid. El primero, en 1846, fue nombrado ”
Regente
” de
Química de la Universidad de Salamanca, y en el año siguiente ganó por oposición
dicha cátedra, que desempeñó desde el 20-‐V-‐1847 hasta el 7-‐IV-‐1860, en que como
consecuencia de la aplicación de la Ley Moyano (de 10-‐IX-‐1857) –tan perjudicial
para la Universidad de Salamanca-‐ fue suprimida esta reciente Facultad de
Ciencias. A él se le nombró Catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de
Barcelona. Pero, al restablecerse la enseñanza de la Química en la Universidad
salmantina en 1869 –como resultado de las leyes liberalizadoras de la Revolución
de 1869 (que destronó a Isabel II)-‐, reanudó su vinculación con dicha institución,
siendo el primer Catedrático de la Facultad de Ciencias charra y su Decano (entre
1876 y 1897). Con todo fundamento, se le considera el
fundador de la Facultad de
Ciencias de esta Universidad
.
También su hermano Ángel, colaboró eficazmente en esta decisiva etapa de
consolidación de las enseñanzas de la Química en Salamanca y en la separación de
la Facultad de Ciencias de la de Filosofía. Posteriormente, se dedicó también a
desempeñar otras actividades (como Alcalde, Diputado, Presidente de la
Diputación, etc., de esta ciudad).
Del año 1870 es un Decreto de Echegaray referente a la “
rehabilitación de
los grados conferidos en Facultades libres
”, situación a la que pasaron la de
Medicina y la de Ciencias de Salamanca, cuyo sostenimiento se mantuvo