J. A. CABEZAS
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Licenciatura (las llamadas “Tesinas”), éstas habitualmente como fase previa a la
ejecución de la Tesis Doctoral.
Ciertamente que había habido valiosos precedentes, aunque escasos y algo
lejanos. Así, el Prof. D. Joaquín de Pascual, en la lección inaugural del curso 1954-‐
1955 a él encomendada, destacaba el mérito de los “estudios cualitativos
realizados en el Laboratorio de Química Orgánica por el Prof. D. Ignacio Ribas y
colaboradores durante la guerra, publicados en 1940, relativos a la detección de la
iperita o gas mostaza”, cuyo mecanismo de acción contribuyó a esclarecer el
propio D. Joaquín en la Facultad de Ciencias de Valencia.
En otro orden de cosas, cabe mencionar que D. Ignacio, persona muy
apreciada por el Rector Unamuno, fue uno de los contados colegas que, al
fallecimiento de éste, ayudó a bajar su ataúd desde el primer piso de la vivienda
unamuniana en la calle de Bordadores de la Salamanca inmersa en la triste
contienda fratricida.
Recuérdese que aquellos años son esencialmente coincidentes con los de la
etapa ministerial (1962-‐1968) del químico y farmacéutico, Prof. de Química
Orgánica, D. Manuel Lora Tamayo, quien dio una orientación “científica” al
funcionamiento del Ministerio (cuyo nombre cambió, denominándolo “de
Educación y Ciencia”). Con objeto de impulsar la limitada labor de investigación
que efectuaba la Universidad a causa de que muchos de sus profesores tenían otra
ocupación extra-‐universitaria que les aportaba ingresos adicionales
compensatorios de los relativamente muy escasos procedentes de la cátedra,
estableció los regímenes de “dedicación exclusiva” y “dedicación plena”, a los que
aquéllos se podían acoger voluntariamente (con un incremento “razonable” en el
salario), pero respetándose el “régimen normal” anterior para quien así lo deseara.
Fiel a este afán innovador, se presentó en la sesión de la Junta de la Facultad
de Ciencias salmantina, celebrada el 23-‐I-‐1963, por el miembro de la misma y
Vicerrector, Prof. Lucena, “una propuesta a favor de la creación en Salamanca de
una Sección de Ciencias Biológico-‐Químicas” (1). Verosímilmente, constituye este
escrito el primer testimonio de tan importante asunto.
“
Especialmente relevante es todo lo tratado en la sesión de la Junta de
Facultad de 10-‐III-‐1964, en que el Decano se refiere a la reciente creación de la
Sección de Ciencias Biológicas, y expresa su opinión de que debe comenzar a
funcionar cuando se cumplan las garantías mínimas para su eficacia, y esto será
factible cuando existan algunos nuevos Catedráticos […]; para lo cual el Ministerio
piensa dotar rápidamente las distintas Cátedras
” (1).
Concretamente, “
dentro del curso siguiente, 1965-‐66, en la sesión de la Junta
de Ciencias del 14-‐IV-‐1966, se acordó solicitar las siguientes plazas de Profesores