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La Farmacia y la Medicina en áreas aisladas
deprimidas del centro de Yucatán
Dr. Bartolomé Ribas Ozonas
Académico Secretario de la Real Academia Nacional de Farmacia. Farmacéutico
y médico.
Escribo esta Editorial, porque un compañero académico me dijo: “es tu
deber y el de la Academia el difundir las condiciones sanitarias en las que viven
algunos ciudadanos del Mundo. Por eso, esta Academia, en su página Web, creó el
portal de “Enfermedades Olvidadas” y además, debemos de mostrar que nuestra
vocación es la de estar al servicio de la sociedad”. Como farmacéuticos y sanitarios
es la labor en ayuda a los más necesitados uno de los fines de la Real Academia
Nacional de Farmacia.
En España, vivimos numerosas demostraciones de ayuda a los demás, tanto
a nivel nacional como también en diversos países de nuestro planeta. Tanto da que
sean de un signo u otro. Los ciudadanos españoles, como el que esto subscribe,
observamos en nuestra vida cotidiana, que hay que ayudar, y eso es lo que venimos
haciendo. Soy uno más de los miles de ciudadanos españoles que ayudan a
nuestros semejantes en áreas pobres, deprimidas, algunas de ellas aisladas,
aunque no olvidadas por las instituciones gubernamentales y oficiales. Pues en
esas áreas, aunque disponen de colegios y servicios sanitarios, son pobres y muy
desatendidos, pues carecen de médico, farmacias, y servicios, y todo ello ocurre en
los cinco continentes.
Dicho esto, relato mi experiencia personal en una ONG médica, organizada
por dos sacerdotes Legionarios de Cristo, y el Obispo de Cancún-‐Chetumal, en el
Yucatán, México, y que se inició el primer año 2005, en la periferia de Sao Paulo
,
cuando me jubilé de Jefe de Área de Toxicología Ambiental en el Instituto de Salud
Carlos III, de Madrid.
En esa ONG, contribuimos a la cooperación internacional con la población
necesitada en países en vía de desarrollo. Aunque México es en sí mismo un país
desarrollado, como en todos los países del mundo existen áreas deprimidas y
pobres, y la del centro de Yucatán, en el Caribe, es una de ellas. Existe un gran
desequilibrio entre la periferia, la llamada “Riviera Maya”, y la población autóctona
del interior. Es decir, entre la población turística en hoteles de la costa, y los
EDITORIAL