I. EL OZONO TROPOSFÉRICO
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El ozono
Y es que el ozono, reduce la capacidad respiratoria produciendo tos, flema,
dolor al respirar e inflamación en el tejido pulmonar, disminuye la capacidad
mucociliar, y debilita las defensas naturales del aparato respiratorio, de tal manera,
que las enfermedades respiratorias son más frecuentes en la población infantil
expuesta al ozono (11).
En la población adulta, provoca que la respiración sea más difícil durante el
trabajo y el ejercicio, y causa irritación respiratoria general. Los síntomas de irritación
tienden a desaparecer en exposiciones repetitivas al ozono, pero esta “atenuación de
la respuesta” no es algo positivo, ya que el hecho de que no haya reacciones a la
exposición, no significa que el organismo se haya adaptado al mismo, existiendo
evidencias que demuestran que la lesión pulmonar continúa, incluso durante la fase
de atenuación (12).
La exposición al ozono de una forma continuada, origina un problema
adicional, y es el hecho de que los pulmones no terminan su crecimiento sino hasta
que el individuo ha cumplido los 18 años. Los pulmones aún no desarrollados, pueden
sufrir un daño temprano por exposición al ozono, y de esta forma puede aumentar el
riesgo de contraer una enfermedad respiratoria en la vida adulta.
El ozono troposférico, se considera un problema “sin umbral” porque incluso
en muy pequeñas cantidades en el aire tiene efectos nocivos en la salud humana. Sin
embargo, se deben de poner umbrales de concentración atmosférica para el ozono.
Así, en la legislación española, se establecen cuatro umbrales de concentraciones de
