BIOMATERIALES
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del cuerpo
".
Este sutil cambio en la definición es un indicativo de cómo ha
evolucionado el campo de los biomateriales.
Durante la década de 1950 el primer objetivo era utilizar materiales
inertes, que no reaccionaran con los tejidos vivos. La falta de toxicidad del
biomaterial era suficiente para considerarlo como biocompatible. Sin embargo,
esta generación de biomateriales no son reconocidos por el organismo, el
implante se rodea por una cápsula de colágeno acelular que provoca una
reacción a cuerpo extraño, de tal manera que impide el contacto directo con el
cuerpo, sirviendo de barrera entre él y el implante.
En la década de los ochenta el enfoque cambia radicalmente en la
dirección opuesta. El objetivo se centra en implantar biomateriales que
reaccionen con el entorno para lograr la formación de nuevo hueso, como es el
caso de los fosfatos de calcio y algunos vidrios.
El objetivo principal en este nuevo siglo, es la obtención de biomateriales
porosos que actúen como andamios para la inducción de células y moléculas
capaces de conducir hacia la regeneración de los tejidos. El material de partida
para diseñar los andamios, de polímeros o cerámicas biodegradables, se
conforman en forma de piezas con porosidad interconectada y jerarquizada
dentro del rango de las micras. En el diseño de materiales porosos con
aplicabilidad en el área biomédica es muy importante tener en cuenta para qué
se quieren utilizar. Si de la fabricación de andamios se trata, esta porosidad
deber ser equivalente a la de los huesos. Al imitar su estructura porosa, los
materiales podrían desempeñar un papel similar a los de los materiales
naturales porosos, los huesos. Estos andamios son necesarios para actuar
como sustrato de las células.
La ingeniería de tejidos requiere de este tipo de andamios donde se
adhieran, crezcan y proliferen, dado que son las auténticas formadoras de los
tejidos.
La escala de porosidad de los materiales naturales cubre desde
milímetros hasta nanómetros, dependiendo de su función dentro del cuerpo.
Los diámetros de poro menores de 1 micra son responsables de la actividad
biológica y de la interacción con proteínas y diámetros de poro entre 1 y 20