MARÍA VALLET REGÍ
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Como podemos apreciar, en estos desarrollos intervienen los tres
actores,
biomateriales, fármacos y nanomedicina
, que hace solo unos pocos
años eran terrenos independientes y en la actualidad forman un conjunto difícil
de abordar por separado.
En todos los casos, tanto el agente terapéutico como las nanopartículas
magnéticas se encapsulan dentro de una matriz polimérica o inorgánica. Los
procesos de degradación o el mecanismo de difusión de estos conjuntos son
los responsables de la liberación controlada de fármacos.
En principio, las nanopartículas pueden incluir un medicamento
terapéutico bien sea unido a su superficie o bien atrapado en una capa
superficial. De esta manera, el fármaco se puede guiar magnéticamente hacia
el órgano diana para su posterior liberación específica. El tamaño, la carga y la
química de la superficie de las partículas son factores muy importantes que
tendrán una gran influencia en el transporte de los fármacos, el cual está
relacionado directamente con el tiempo de circulación en sangre y con la
biodisponibilidad de las partículas dentro del cuerpo.
Del mismo modo, el tamaño de las nanopartículas se relaciona con las
propiedades magnéticas y la internalización de las partículas en las células del
tejido vivo. Por ejemplo, la inyección de partículas grandes, de alrededor de
unos 200 nanómetros, da lugar a la acumulación de material en el bazo por el
sistema inmune. Las partículas se eliminan para que el tiempo de circulación
en la sangre se reduzca. Pero si las partículas son menores de 10 nanómetros,
llegan rápidamente a los riñones, donde se lleva a cabo su eliminación. Sin
embargo, las partículas con diámetros intermedios a los ya considerados, esto
es, de entre 10 y 100 nanómetros se consideran óptimos para la inyección por
vía intravenosa y se ha confirmado su larga permanencia en sangre. Estas
partículas son lo suficientemente pequeñas como para evitar la respuesta
inmune y pasar a través de los capilares más pequeños de los tejidos
corporales. Su gran superficie frente a su volumen conduce a su aglomeración
y captura por parte de las proteínas plasmáticas, que posteriormente se
absorben en superficie. Como consecuencia, el sistema retículo endotelial,
principalmente las células de Kupffer del hígado, atrapan y eliminan las