Cecilia M. Fernández-‐Llamazares & col.
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6. CONCLUSIONES
El farmacéutico pediátrico está especialmente sensibilizado con la
importancia de su papel dentro de los equipos de atención al paciente, como
baluarte de la seguridad, eficacia y eficiencia de la farmacoterapia, y lleva ya varios
años trabajando en el desarrollo de modelos formativos que a la larga permitan la
efectiva integración del farmacéutico en las unidades clínicas, y con ello, el
desarrollo de la farmacia clínica en los hospitales pediátricos y generales de
nuestro país.
En España no existe una especialidad pediátrica dentro de la farmacia
hospitalaria y, aunque se está trabajando en el desarrollo y contenidos de esta área
de capacitación específica, todavía en la gran parte de los centros de nuestro país
no existe un farmacéutico específico para velar porque la farmacoterapia de los
pacientes pediátricos sea eficaz, segura y eficiente. En este marco, y dado que la
farmacoterapia pediátrica es un campo en el que la seguridad es un elemento
clave, será muy útil disponer de una herramienta que guiará a los farmacéuticos en
su proceso de validación de la prescripción médica para que, dependiendo del
nivel de acceso a la información del paciente y al personal sanitario que lo atiende,
ayudarles a comprobar todos y cada uno de los aspectos de la orden médica, para
garantizar que se han detectado e interceptado todos los posibles errores de
prescripción. Además, esta herramienta nos marca unas directrices para el
desarrollo de las labores más clínicas de la atención farmacéutica, puesto que
señala los aspectos, en orden creciente de complejidad, en los que el farmacéutico
puede ayudar al clínico en el correcto abordaje farmacoterapéutico.
El modelo se centra fundamentalmente en el uso correcto de los
medicamentos, en el abordaje correcto de la farmacoterapia del proceso agudo que
lleva al paciente al hospital. Sin embargo, también va más allá e incluye la
supervisión por parte del farmacéutico del soporte nutricional que precise durante
su estancia, así como la conciliación al alta de los pacientes, sobre todo de aquellos
incluidos en grupos de riesgo, para garantizar la continuidad asistencial.
La aplicación práctica de este modelo ya está siendo implantada en algunos
de los centros hospitalarios de nuestra red sanitaria pública, y está prevista una
segunda recogida de datos sobre el nuevo perfil de seguridad de la prescripción
médica pediátrica generado a partir de su implementación, de forma que se
objetive el impacto que sobre la actividad farmacéutica en el área de la pediatría, y
en último caso, sobre la seguridad de la farmacoterapia de los pacientes
pediátricos, haya tenido el modelo generado desde este tremendamente
ilusionante proyecto nacional.