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El secreto del camino, Sol entre siete chimeneas, La invitación y Cuentos para una
tarde de invierno obra que, por cierto, trae a la memoria los Cuentos de Navidad y
Reyes de Pardo Bazán, y los Cuentos españoles de Navidad de Bécquer, de Galdós, de
Valle-Inclán o de Ayala. Una producción literaria que se ve enriquecida con otros
escritos dedicados a la poesía, prólogos, ensayos, artículos varios, etc.
Desde mi ventana es un libro que se inscribe en el género de la miscelánea, donde
su autor recoge, como hacen, por ejemplo, Carlo Frabetti en su La Ciudad Rosa y
Roja o José Luis Sampedro en La vida perenne, y tantos otros, diversas (cincuenta y
tres concretamente) impresiones, pensamientos, reflexiones y recuerdos, de forma
más o menos sucinta, con un pulcro manejo del castellano, cada tema en pocas
páginas, pero en todos los casos las suficientes para captar el pensamiento y la
intención del autor, confirmándose, una vez más, el aforismo que figura en la
famosa obra de Baltasar Gracián Oráculo manual y arte de prudencia, aparecida en
1647: lo bueno, si breve, dos veces bueno.
No es de extrañar que las primeras páginas estén dedicadas a la figura de Santiago
Ramón y Cajal, a su trayectoria familiar, docente e investigadora, pero sobre todo
al tesón y esfuerzo diario no solamente en las cosas importantes sino también en
las pequeñas. Un dato que sirve de base para reflexionar sobre el transcurso de la
vida día a día, destacando el autor especialmente la faceta de “escritor de hondo
pensamiento” del eximio científico. ¿Y la brevedad de la vida?, otra idea que invita
a profunda reflexión en la que Bascones Martínez insiste pasando revista a los
múltiples versos que sobre el carpe diem salieron de las plumas de Horacio,
Garcilaso de la Vega, san Juan de la Cruz, Góngora, Quevedo o Juan de la Encina.
Ciertamente el tiempo huye… (“…que se nos va la Pascua!”), de ahí que el autor
afirme que “todo invita a aprovechar el tiempo y gozar antes de que el tiempo con
sus estragos te haga viejo…”. Y si a Ramón y Cajal dedica dos estampas y cuatro a
carpe diem, otras cuatro se dedican también al hombre del Renacimiento con el
que se rompe la concepción medieval del mundo contraponiéndose al
teocentrismo medieval; una época en la que brillan Leonardo, Borgia, Botticelli,
Dante, Galileo, Newton, Shakespeare o Cervantes, así como papas que dejaron una
profunda huella en la historia, entre otros Nicolás V que fundó la Biblioteca
Vaticana o Alejandro VI que, con sus famosas Bulas de repartición de la Tierra,
pasó a ocupar un lugar en la historia del Derecho internacional, los Médicis, etc.;
son los años en que aparece la brújula, la imprenta o la Astronomía que adquiere
ya categoría de verdadera ciencia; una época en la que el máximo esplendor del
sentimiento está en la coplas de Jorge Manrique… Un tiempo que aún tiene
rebrotes en el siglo XXI pues, como el autor advierte, es insólito ver hoy a jóvenes
que junto al teléfono móvil o la tableta portan también un libro de cultura
renacentista la cual, en su vertiente cristiana, cuenta con figuras como Juan de
128| Desde mi ventana – Antonio Bascones - Reseña