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FOTOSENSIBILIDAD



                  Las variaciones fotoperiódicas sincronizan el ritmo endógeno para que la
                  reproducción coincida con el momento más adecuado del año (Chemineau et al.,
                  1989).


                  El efecto  estimulador de los días  decrecientes puede ser responsable de la
                  duración de la época reproductiva en condiciones naturales (Malpaux y Karsch
                  1990). La existencia de una fase fotosensible de 16-17 horas, después del alba,
                  provoca la consideración de un día largo (Chemineau et al 1990)


                  Con tratamientos de 3-4 meses de días largos y 3-4 meses de cortos, se origina una
                  alternancia de actividad-inactividad. Después de 100 días cortos (experimentales),
                  disminuye la actividad sexual, por un periodo refractario a los  días cortos
                  (Malpaux et al., 1987), lo que ocurre  de forma natural al final  del invierno
                  (Robinson y Karsch,  1984).  Después de 230 días  largos  (experimentales) la
                  actividad sexual de las ovejas se reinicia espontáneamente, por la instalación de un
                  estado  refractario a los días largos (Malpaux et al. 1988), como ocurre en

                  condiciones naturales en el inicio de la actividad sexual en verano-otoño.

                  En la vaca si se pasa de 6-8 horas de luz a 14 horas, el porcentaje de fertilidad
                  aumenta (en relación con los testigos) (Sweetman 1950).


                  En la yegua aumentando la duración del fotoperiodo luminoso se desencadenan: la
                  actividad ovárica y los ciclos estrales (Sharp y Ginther, 1975), con mejores
                  resultados si el fotoperiodo es de 16 horas de luz.




                  FOTOPERIODO Y MELATONINA



                  Recordemos que en los mamíferos, la luz se percibe por la retina, conducida por el
                  tracto    retino-hipotalámico     hasta    los   núcleos     supraquiasmaticos      y
                  paraventriculares del hipotálamo, pasando al ganglio cervical superior y
                  finalmente a la epífisis. La epífisis sintetiza y segrega la melatonina por la noche,
                  siendo posible que los animales sean capaces de percibir la duración de la noche y
                  como consecuencia la del día. Si se administra melatonina, se  puede restituir el

                  efecto del potoperiodo, a través de sistemas  neuronales intermediarios entre la
                  melatonina y las neuronas (triptófano-serotonina-melatonina) (Whistnant y
                  Goodman 1990).

                  Siempre debe establecerse una secuencia de días largos (reales o  simulados) y
                  cortos (igualmente, reales o simulados) o con melatonina, por el efecto refractario


                  10| Emilio Espinosa Velázquez
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