A. M. Pascual-‐Leone
            
          
        
        
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          La segunda, y para mi fundamental, es que a la investigación y a los
        
        
          investigadores no se les pueden aplicar criterios esencialmente burocráticos en lo
        
        
          que tanto para lo bueno como para lo malo tiene la connotación de Funcionario y
        
        
          el peso que sobre ellos tiene el Ministerio de Administraciones Públicas .
        
        
          Llevo años, décadas, combatiendo esa situación, herencia de una situación
        
        
          coyuntural en que había que dar reconocimiento administrativo, dentro del sector
        
        
          público, a la profesión de investigador científico y que fue utilizada sin duda
        
        
          oportuna y sabiamente por el Ministro Lora-‐Tamayo. Pero las condiciones de
        
        
          contexto han cambiado mucho y así deberían haber evolucionado las condiciones
        
        
          de la carrera profesional de los que trabajan en investigación si existieran
        
        
          culturas: científica , tecnológica e innovadora, entre los políticos y los decisores
        
        
          administrativos, incluyendo a nuestros parlamentarios. Incluso en la propia
        
        
          sociedad, aunque hoy hay datos demoscópicos alentadores a este respecto, ya que
        
        
          las encuestas de valoración de las instituciones han venido reconociendo a los
        
        
          científicos con muy altas puntuaciones, generalmente ocupando el segundo lugar
        
        
          tras los médicos a los que han sobrepasado en la última de la que tengo
        
        
          conocimiento, publicada a final de año en el periódico
        
        
          
            El País
          
        
        
          . Estimo que estos
        
        
          datos justificarían plena y socialmente decisiones en la dirección de crear un
        
        
          estatuto especial para los científicos.
        
        
          Pero cuando mi batalla alcanzó el punto culminante fue durante el debate
        
        
          articulado alrededor de la elaboración de la nueva Ley, recientemente aprobada y
        
        
          ya vigente, la denominada Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Tuve la
        
        
          oportunidad gracias a la generosidad de la ministra Doña Cristina Garmendia de
        
        
          formar parte del Comité de Expertos que trabajó en la elaboración de la Ley. Hubo
        
        
          mucho esfuerzo respecto a este tema y todo en vano. En un debate posterior,
        
        
          celebrado en la sede de un partido político, que fue dirigido y presidido por el
        
        
          entonces Secretario de Estado de Investigación, D. Felipe Pétriz, volví a repetir mi
        
        
          reflexión y mi reclamación. El Secretario de Estado concluyó, si no me falla la
        
        
          memoria, “Emilio Muñoz no quiere ser funcionario”. Creo que la conclusión no era
        
        
          muy acertada, ya no ha habido más intervenciones y la ley está ahí, en lo que
        
        
          considero una nueva oportunidad perdida pero aprobada unánimemente por el
        
        
          Parlamento. Tengo muy claro lo que reclamo y que considero sería una
        
        
          contribución interesante para el proyecto de una España que dice-‐ que dijo sería
        
        
          más exacto decir si se me permite el retruécano porque ya parece haberse
        
        
          olvidado-‐ que quiere cambiar el modelo productivo.
        
        
          Por cierto un comentario respecto a lo de la condición de “puesto de por
        
        
          vida”, esa es la situación que se alcanza en Estados Unidos cuando alguien que ha
        
        
          seguido el “tenure track,” lo supera y consigue el “tenure”, alcanza la estabilidad de
        
        
          por vida en la institución en la que lo ha realizado.. Un país que no cree en la
        
        
          estabilidad de los puestos y patria del liberalismo bien entendido creó una fórmula