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El envejecimiento cambia la composición corporal de los mayores de un modo que
afecta a su estado nutricional y a sus necesidades de nutrientes. Esto se debe tanto a
influencias externas (cambios en la ingestión de calorías y el nivel de ejercicio físico) como
internas (el envejecimiento en sí mismo y los cambios hormonales y enfermedades crónicas
asociadas). Los principales cambios en la composición corporal que pueden afectar al
estatus nutricional son los siguientes.
Hay un aumento y redistribución de la grasa corporal. En el varón adulto joven la
grasa representa un 15% del peso corporal pero es un 30% a los 75 años. Sube la grasa
depositada en el tronco corporal y disminuye la subcutánea y de las extremidades.
Desciende la masa magra, lo cual se concreta en una pérdida progresiva de masa
tisular, sobretodo en el músculo esquelético (sarcopenia) lo que se relaciona con un
descenso de fuerza muscular. Los músculos pasan de suponer un 45% del peso corporal a
los 20 años a un 27% a los 70 años.
Disminuye el contenido en agua, desde un 70% del peso corporal en el adulto joven
a un 60% en el anciano. También disminuye el contenido mineral de los huesos,
especialmente en las mujeres que pierden un 40% del calcio.
La osteoporosis senil es una patología principal de la vejez en la que la dieta y el
ejercicio físico tienen un papel preventivo importante. La pérdida de tejido
metabólicamente activo da lugar a un descenso del metabolismo basal de un 20-25% entre
los 30 y los 70 años, la cual, junto con la disminución de ejercicio físico, tiende a reducir
las necesidades energéticas de la persona mayor.
La sensibilidad gustativa disminuye (hipogeusia) debido a un descenso del número
de botones gustativos por papila y a un menor número de papilas linguales y de
terminaciones nerviosas gustativas. Disminuye la sensibilidad a los sabores dulce y salado,
lo que explica porqué muchos mayores tienden a pensar que los alimentos están sosos o son
amargos o ácidos. Esta sensibilidad puede mejorarse aumentando la ingesta de zinc, cobre y
cromo. Por otra parte, un 60-80% de los mayores tienen también pérdidas importantes en el
olfato (hiposmia) lo que también afecta a la alimentación.
Con la edad los procesos digestivos son mas lentos, algunas secreciones digestivas
pueden disminuir y hay un menor peristaltismo, lo que puede perjudicar a la absorción de
alimentos, aunque los procesos digestivos pueden darse con normalidad en mayores sanos.