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ENVEJECIMIENTO Y OBESIDAD
Gustavo Barja de Quiroga
Introducción
El riesgo de obesidad aumenta con la edad en el hombre, y las consecuencias de esta
obesidad afectan a la calidad de vida y a la longevidad. La obesidad mantenida a lo largo de
toda la vida puede ser más negativa que la que se presenta sólo a edades avanzadas, aunque
esto último es menos frecuente.
Sigue existiendo debate sobre qué factores son más importantes desde el punto de vista
de la morbilidad y la mortalidad: el peso corporal, el índice de masa corporal (BMI:
Kg/m
2
), el porcentaje de grasa corporal, la distribución corporal de grasa, u otros índices. El
BMI es el más frecuentemente utilizado en estudios epidemiológicos a gran escala y en
estudios clínicos y es muy fácil de medir.
Según la OMS un BMI entre 25 y 29.99 es sobrepeso tipo I, entre 30 y 39.99 es tipo II y
mayor de 40 es sobrepeso de tipo III. Otro índice importante para predecir el riesgo es
utilizar la razón cintura/cadera para estimar la obesidad abdominal.
El riesgo de enfermedad aumenta cuando este índice es mayor de 102 en hombres y de
88 en mujeres en individuos con BMI entre 25 y 34.9. Antes de centrase en el papel de la
obesidad en el envejecimiento, es importante conocer los cambios con la edad en el
organismo humano y su relación con la nutrición.
Cambios fisiológicos en el envejecimiento humano y nutrición
Fisiológicamente un cambio principal es la pérdida progresiva de masa magra con la
edad. También hay cambios en la mayoría de los sistemas funcionales, lo que da lugar a
una menor capacidad de adaptación frente a alteraciones internas y externas (menor
homeostasis) y por lo tanto una mayor sensibilidad al estrés tanto físico como psíquico.