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M. C. Francés y M. L. González
El Balneario desde su apertura contó con unas casas pequeñas destinadas a dar
alojamiento y posada a los bañistas.
Más tarde, en 1925; se levantó un hotel de nueva construcción el “Hotel San José”,
que contaba con 20 habitaciones y se comunicaba directamente con la galería de los baños,
disponía de un comedor habilitado para 60 comensales y de un salón de fiestas donde se
celebraban animados bailes. La pensión completa costaba diariamente 12 pesetas en 1927,
18 pesetas en 1942, 23 pesetas en 1944 y 25 pesetas en 1947. Las familias modestas
alquilaban las casas pequeñas pagando diariamente 1 ó 2,50 pesetas en 1927 y 2’50 ó 3,50
pesetas de 1942 a 1947. Además había una cantina donde los agüistas podían adquirir lo
necesario para su subsistencia (22).
El Hotel, conocido hoy día como “Hotel El Raposo” lleva pues la misma
denominación que el Balneario y, con el paso del tiempo, llegó a ser clasificado con tres
estrellas. Las obras de remodelación efectuadas en el siglo XX hermosearon el edificio con
azulejería andaluza tanto exterior como interiormente, en color azul y albero, colores que
aparecen distinguiendo sus puertas y ventanas. Se incrementó el número de plazas
hoteleras a 173, distribuidas en 80 habitaciones dobles , 13 individuales, de las cuales 3 están
adaptadas para minusválidos; todas ellas disponen de baño completo, calefacción, aire
acondicionado, teléfono y televisión.
El restaurante del hotel ofrece una amplia oferta gastronómica extremeña y nacional;
cafetería, donde se pueden degustar tapas y raciones variadas; peluquería, salas para lectura,
juegos y reuniones; aula de formación; Internet; tienda de regalos; servicios diversos de
préstamo de bicicletas, de guardería en verano; ludoteca para niños, capilla y parking.
Asimismo frente a la entrada principal se encuentra la capilla en la que los bañistas que lo
deseen pueden asistir a la Santa Misa que es oficiada los domingos y días festivos por el
sacerdote de Puebla de Sancho Pérez o de Zafra.
El interior del hotel evoca a los grandes balnearios de antaño por sus pasillos muy
anchos y sus techos abovedados pero está dotado de las comodidades y el confort necesario
