Gonzalo Gómez Alarcón, Cesáreo Sáiz Jiménez
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Desde tiempo inmemorial se ha utilizado la lechada de cal para consolidar la
superficie de la piedra debido a que el hidróxido cálcico se carbonata fácilmente en
presencia del dióxido de carbono atmosférico originando la formación de calcita.
La lechada conduce a la formación de una capa superficial de cristales de calcita, de
espesor micrométrico, que se considera confiere una protección o consolidación
insuficiente, ya que no penetra profundamente en la piedra deteriorada. Sin
embargo, en las últimas décadas ha sido frecuente la utilización de polímeros
sintéticos como consolidantes y protectores de la piedra y de pinturas murales,
pero estos compuestos orgánicos se descomponen por su exposición a los agentes
atmosféricos y también pueden ser utilizados por microorganismos como fuentes
de carbono.
En el último tercio del siglo XX se incrementó el uso de polímeros sintéticos
como consolidantes. Entre ellos destaca el frecuente empleo de la resina acrílica
Paraloid B72. En 1996 Ariño y Saiz-‐Jimenez (24) detectaron que los capiteles de
columnas de la ciudad romana de Baelo Claudia, consolidados con resina acrílica,
mostraban un crecimiento endolítico de líquenes. En efecto, en la superficie de la
capa de resina aplicada a los capiteles estucados aparecían estructuras liquénicas,
que emergían al exterior destruyendo la resina. La observación al microscopio
electrónico de barrido mostró claramente tales evidencias.
Por otra parte, Kigawa et al. (25) comprobaron que los hongos aislados del
interior de túmulos japoneses del siglo VII y IX eran capaces de crecer sobre
muestras de Paraloid B72, mientras que Capitelli et al. (26) mostraron que los
mármoles de la catedral de Milán, tratados en 1972 con resinas acrílicas,
presentaban un ennegrecimiento atribuible a la colonización por hongos
dematiáceos, entre los que destacaban
Cladosporium
spp. y levaduras negras. El
envejecimiento natural del polímero por exposición a los agentes atmosféricos
puede facilitar su posterior colonización y utilización como fuente de carbono por
los microorganismos (27).
En los últimos años, con el desarrollo de la biotecnología, las propuestas de
restauración han cambiado drásticamente y se suponen superiores a los métodos
tradiciones. Sin embargo, en algunos casos los resultados no parecen convencer a
los especialistas en el tema. Así, a finales del siglo XX y en primera década del XXI,
se ha prestado una especial atención a la producción de calcita por bacterias en
relación con un supuesto proceso de consolidación de la piedra deteriorada. La
precipitación de calcita era un proceso común en bacterias del suelo cultivadas en
el laboratorio en un medio de acetato cálcico como fuente de carbono (28). Le
Métayer-‐Levrel et al. (29) consideraron que este proceso de biomineralización de
la calcita era de interés para la consolidación de los materiales pétreos. Estos
autores utilizaron
Bacillus cereus
para el tratamiento de consolidación, mientras
que De Muynck et al. (30) emplearon
Bacillus sphaericus
en la consolidación de