Gonzalo Gómez Alarcón, Cesáreo Sáiz Jiménez
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3. CONSIDERACIONES FINALES
La identificación de la microflora colonizadora, así como la evaluación de los
daños del biodeterioro son de gran importancia ya que permiten la determinación
del tipo de colonización, bio-‐receptividad y el diseño de intervenciones efectivas
para reducir el daño y obtener una prevención a largo plazo del monumento
deteriorado. Por lo tanto, para el control y la erradicación de microorganismos de
las superficies de monumentos se suelen utilizar frecuentemente biocidas en un
protocolo de restauración (50). Sin embargo, la aplicación de biocidas no es
siempre una norma de intervención y suelen darse casos en los que su no
utilización origina nuevos daños en el monumento restaurado (3).
Los biocidas son compuestos químicamente activos que pueden influir
negativamente en la salud humana y en el ambiente. Cuando se utilizan biocidas
los requisitos necesarios son una baja toxicidad y una elevada eficacia contra la
amplia gama de microorganismos que colonizan los monumentos y objetos
artísticos. Actualmente se está recomendando, como una alternativa a los biocidas
convencionales, el uso de tratamientos fotocatalíticos, tales como nanocompuestos
de TiO
2
-‐SiO
2
, para prevenir el biodeterioro y, a largo plazo, obtener una limpieza
automática para el material de construcción. Sin embargo, estos productos deben
cumplir una lista específica de requisitos químicos, físicos y estéticos. Por lo tanto,
actualmente se están llevando a cabo ensayos aplicando tratamientos
fotocatalíticos en rocas monumentales, con el fin de diseñar el tratamiento más
efectivo para la eliminación de las comunidades microbianas activas y evaluar sus
propiedades de limpieza (51, 52). Este procedimiento puede proporcionar
estrategias eficaces para minimizar el biodeterioro y para el desarrollo de nuevos
tratamientos sostenibles basados en la nanotecnología.
En el campo de la conservación del patrimonio, unos autores abogan por
una conservación preventiva, mejor que actuar directamente sobre el monumento
u objeto artístico en cuestión o aplicar biocidas. De esta forma, un control de las
condiciones ambientales en las que se encuentra el bien a conservar se considera
mucho más efectivo que un tratamiento, que puede comportar una agresión y
posterior deterioro. Así, en los archivos y bibliotecas, donde en los casos de
elevada humedad proliferan los hongos que atacan el papel y pergaminos, el
mantener una temperatura por debajo de 18ºC y una humedad relativa no
superior al 65% impide el crecimiento de microorganismos. Claramente este
control solo puede realizarse en archivos y museos o en frescos y pinturas en el
interior de edificios, pero no en monumentos expuestos a la intemperie.
Otra medida es el adecuado mantenimiento, que ayuda claramente a evitar
problemas, sobre todo la limpieza periódica de polvo y suciedad que se depositan
sobre los objetos. A este respecto, un estudio efectuado en el Retablo Mayor de la
catedral de Sevilla demostró que la acumulación de polvo y humedad conducían a