Gonzalo Gómez Alarcón, Cesáreo Sáiz Jiménez
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estos autores utilizaron sepiolita como vector de las bacterias, ya que las bacterias
colonizaron la sepiolita y permitieron un mejor contacto con la superficie a tratar.
Tras 36 horas de tratamiento se eliminó un 80% del sulfato inicial. El
inconveniente de este método fue el tiempo requerido para la colonización efectiva
de la sepiolita (de diez a catorce días) y que el sulfuro de hidrógeno producido
reaccionaba con el hierro del medio de cultivo formando precipitados de sulfuro de
hierro. Posteriormente, Capitelli et al. (39) utilizaron
Desulfovibrio vulgaris
subsp.
vulgaris
para la limpieza de costras negras, demostrando que se eliminaba un 98%
de sulfato en 45 horas de tratamiento y evitando la precipitación de sulfuro de
hierro al utilizar un medio de cultivo sin este elemento. Capitelli et al. (40)
compararon la efectividad de una limpieza química con EDTA frente a la biológica
en un altorelieve de la catedral de Milán. Estos autores comprobaron que la
limpieza con
Desulfovibrio vulgaris
subsp.
vulgaris
fue más efectiva que la realizada
con EDTA. Gioventù et al. (41) investigaron la eficiencia de diferentes tratamientos
para la eliminación de costras negras sulfatadas. Junto al tratamiento biológico con
Desulfovibrio vulgaris
subsp.
vulgaris
ensayaron la limpieza con láser y la química
con carbonato amónico en diferentes tipos de materiales de la catedral de
Florencia: mármol, serpentina y marga. Los resultados obtenidos demostraron que
la limpieza con láser no fue particularmente eficiente, ya que no eliminó
completamente las costras. El tratamiento químico dejaba también algunas costras
sin eliminar, incluso después de varias aplicaciones y resultó ser el menos
controlable de los métodos empleados. El método biológico además de ser el más
efectivo tenía la ventaja adicional de que el calcio liberado en la disolución del yeso
reaccionaba con dióxido de carbono producido por la bacteria formando calcita,
por lo que tenía al mismo tiempo un efecto consolidante.
Más recientemente, Troiano et al. (42) combinaron eficientemente la
bacteria sulfato-‐reductora utilizada habitualmente en anteriores trabajos (38-‐41)
con un pretratamiento con un detergente no-‐iónico (Tween 20) para eliminar las
costras negras sulfatadas de una estatua del Cementerio Monumental de Milán. Los
dos tratamientos conjuntos produjeron una reducción del 70% en el tiempo total
necesario para la limpieza con respecto al tratamiento biológico individual (Figura
5). Por último, también se ensayó la limpieza biotecnológica en dos estatuas del
Castillo del Buen Consejo en Trento, Italia, seguida de un posterior tratamiento con
el biocida Biotin N con óptimos resultados. El objetivo fue eliminar las costras
negras sulfatadas así como la colonización biológica existente (bacterias,
cianobacterias, algas y hongos) que teñían las estatuas con diversos colores verde,
verde oscuro y negro (43).