An. R. Acad. Farm. vol 79 nº 1 2013 - page 42

J.M. Ortiz Melón
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(el cociente entre la concentración que produce efectos secundarios y la
concentración necesaria para matar las células tumorales) es baja, sobre todo en el
caso de los tratamientos convencionales no dirigidos. Pequeños cambios en las
concentraciones circulantes de estos fármacos pueden tener gran importancia
entre la reducción sustancial del tumor y efectos colaterales intolerables. El
conocimiento del estado de los genes que codifican los enzimas que metabolizan
dichos fármacos podría mejorar sustancialmente los resultados del tratamiento, al
informar sobre la dosificación mas adecuada. Idealmente este conocimientos de los
genes debe ir acompañado de medidas farmacocinéticas de las concentraciones de
fármacos en cada paciente.
Genómica del cáncer y otros modos de reducir la mortalidad
Cuando pensamos en la erradicación del cáncer pensamos, por lo general,
en la curación de los casos avanzados, es decir, de aquellos que no pueden ser
curados por cirugía porque han metastatizado. Sin embargo, esta es una curiosa
manera de pensar acerca de una enfermedad que difiere de otras. Así, cuando
pensamos en enfermedades cardiovasculares o infecciosas, consideramos maneras
de prevenir la enfermedad en lugar de pensar sólo en curar con fármacos, las
situaciones mas avanzadas. En la actualidad, no hay medios mejores para curar la
polio o el infarto masivo de miocardio que había hace mil años. Sin embargo,
podemos prevenir estas enfermedades con eficacia (vacunas) o reducir su
incidencia (cambios en la dieta , estatinas) o mitigar su severidad (stents, agentes
trombolíticos) y por tanto, conseguir un impacto importante en su morbilidad y
mortalidad.
Esta aproximación de tratar sólo de la curación del cáncer avanzado podría
haber sido lógica hace 50 años, cuando la patogénesis molecular del cáncer era
misteriosa. Pero esta idea no es aceptable en la actualidad. Conocemos con
precisión las causas del cáncer: una serie secuencial de alteraciones en genes bien
definidos que alteran la función de un número pequeño de rutas de señalización
celular. Mas aún, sabemos que este proceso tarda décadas en desarrollarse y que el
estado incurable, metástasis, tiene lugar unos pocos años antes que la muerte. En
otras palabras, del millón de personas que muere de cáncer cada año, la mayoría
de ellos muere sólo porque sus cánceres no fueron detectados en el primer 90% de
su desarrollo, cuando era posible su eliminación por la cirugía.
El nuevo conocimiento de la genómica del cáncer permite la búsqueda de
tratamientos mas eficaces en el estado avanzado, pero no ha trascendido a otros
campos de la lucha contra el cáncer. Un conjunto limitado de genes
drivers
y de
rutas de señalización es responsable de la mayor parte de los cánceres, y estos,
ofrecen un gran potencial para el diagnóstico temprano. Los genes, los productos
que codifican estos genes y los productos finales de las rutas afectadas, son en
principio detectables de muchas maneras, incluyendo análisis de fluidos
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