Riesgos sanitarios de la contaminación de suelos
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1999 -‐), por lo que su aplicación al ER precisaría todavía un mayor número de
estudios y datos para obtener resultados útiles para la gestión de los riesgos.
En el caso de las substancias NOAEL la dosis diaria de referencia DdR (nivel
de entrada diaria en el organismo que no produce un daño apreciable en
poblaciones humanas) es el índice más utilizado en los estudios de ER, existiendo
diferentes bases de datos en el mundo que pueden aportar esta información. En
general, en estos índices se tiene en cuenta el tiempo de exposición, existiendo DdR
crónicas (DrRc) calculadas para períodos mayores de los 7 años (10% de la
esperanza de vida), subcrónicas (DrRc) para períodos entre dos semanas y siete
años e incluso para períodos menores, índices HA1 y AH10 – Peña, Carter, Ayala-‐
Fierro, 2001). Para substancias sin umbral de respuesta, como es el caso de los
cancerígenos, existen dos tipos de índices: el peso de la evidencia según estén
clasificados por la EPA como A (cancerígeno para humanos), B (probable
cancerígeno humano), C (posible cancerígeno humano), D y E (no hay evidencia de
que sea cancerígeno humano), y el factor de pendiente correspondiente a la curva
dosis-‐respuesta genotóxica que relaciona la probabilidad de que se produzca
cáncer y la dosis aplicada. Se admite, en general, como incremento de la
probabilidad admisible la inferior a un caso de cáncer por cada 105 individuos, aun
cuando, últimamente, para determinadas substancias y circunstancias, tiende a
emplearse el nivel más exigente de 106.
3. Evaluación de la exposición
En esta etapa se tienen en cuenta las diferentes interacciones de las
substancias contaminantes con el suelo y/o con los diferentes medios que pueden
ser agentes de su transporte hacia los receptores. Es un campo de estudio propio
de edafólogos, geólogos, hidrólogos, etc.
Cuando un producto contaminante llega al suelo, lo primero que hay que
tener en cuenta es ese concepto tan clásico de la Edafología que considera al suelo
como un “sistema disperso” trifásico: es decir, un medio compuesto por una fase
sólida rígida, o matriz, que define a su vez un espacio donde se pueden desplazar
las fases fluidas del aire y del agua (Díaz-‐Fierros, 2011). Con relación a esas tres
fases se produce un proceso inicial de “reparto” del contaminante entre ellas,
determinado tanto por las propiedades del producto contaminante como de las
fases correspondientes. Las cantidades del contaminante que se localizarían en
cada una de las fases pueden calcularse fácilmente, si se asume que hay un
equilibrio entre ellas, a partir de los coeficientes de reparto octanol-‐agua Kow, el
producto de solubilidad y la constante de Henry H, relativa a los procesos de
difusión en el aire. De una forma sencilla, podría señalarse que los compuestos que
tienen una presión de vapor o una constante de Henry altas (p. ej. benceno)
tienden a concentrarse en el aire, mientras que en al agua lo hacen los muy