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consideran hoy anormalidades metabólicas que son la antesala del desarrollo de la
resistencia a la insulina, la disminución de la tolerancia a la glucosa y la hiperlipidemia.
Conforme avanza el envejecimiento, incluso en individuos que mantienen el peso
corporal, se produce un aumento de masa grasa, un descenso en la masa libre de grasa, y un
aumento del almacén de grasa ectópica en el compartimento visceral abdominal, en el
hígado y en el músculo esquelético asociado con un aumento de incidencia de la
intolerancia a la glucosa y de la diabetes.
Por lo tanto, parece que la relación entre envejecimiento y enfermedades crónicas puede
deberse en parte a nuestro ambiente “obesogénico” actual. Se piensa que las intervenciones
que puedan atenuar esos cambios en composición corporal asociados a la edad podrían
retrasar, o incluso prevenir, el momento de aparición de alteraciones metabólicas durante el
envejecimiento y podrían dar lugar a una mayor esperanza y calidad de vida. Hay estudios
recientes que sugieren, sin embargo, que las intervenciones dirigidas a la pérdida y
mantenimiento del peso a edades más jóvenes (menores de 65 años) podrían tener más
impacto en la mortalidad debida a todo tipo de causas.
La obesidad y la mortalidad se alteran con la edad. La obesidad, tanto del cuerpo en
general como la abdominal parece aumentar la mortalidad sólo en individuos menores de
65 años, mientras que la relación entre obesidad y mortalidad parece ser menor en personas
de más edad. Un índice de masa corporal más alto podría proteger de la mortalidad en
adultos mayores.
La restricción calórica (CR) consiste en una intervención dietética en la que se
disminuyen las calorías totales ingeridas pero manteniendo una ingesta adecuada de todos
los nutrientes. La CR es la única intervención bien conocida que disminuye la velocidad del
envejecimiento biológico y aumenta tanto la longevidad media como la máxima. Desde que
fue descrito dicho efecto por primera vez en roedores de laboratorio hace casi ocho
décadas, la CR ha ganado impulso como intervención capaz de de disminuir las
enfermedades asociadas a la edad y retrasar la muerte.
Además de en los roedores, se ha observado que la CR también aumenta la longevidad
de muchas otras especies como levaduras, gusanos nemátodos, arañas, moscas, o peces.
Los dos estudios existentes en macacos
rhesus,
de más de 30 años de duración, han
demostrado la capacidad de la CR para disminuir la incidencia de enfermedades