Monografía XXXVIII: Primer Curso Avanzado sobre OBESIDAD - page CCCLXXIX

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También en 1843 Paul Émile Daurant-Forgues y Jean Jacques Grandville, en
Las
pequeñas miserias de la vida humana
nos presentan el drama del obeso, víctima de bromas y
desaires y con un sentimiento constante de desgracia.
A partir de la última parte del siglo XIX se popularizan los trajes de baño y los cuerpos
gordos se convierten en objetivo de chanzas. También la moda femenina varía y desaparecen
las formas acampanadas que ocultaban la figura.
Para estigmatizar, aún más si cabe, la gordura, Cesare Lombroso, médico y
criminólogo italiano, iniciador de la frenología y del establecimiento de una supuesta
antropología del criminal nato, señaló entre los signos degenerativos de criminales y
prostitutas que el peso medio era superior al de quienes no lo eran y las prostitutas adquirían
con los años una
corpulencia enorme
, hasta convertirse en
monstruos obesos.
De ahí que a finales del siglo XIX comiencen las dietas de reducción calórica y otras
más peligrosas. En 1880 se aconseja la ingesta de segregaciones de tiroides de cordero
debidamente procesadas por el farmacéutico y el ejercicio físico continuado, así como la
asistencia a termas específicas para adelgazar.
3.8 El siglo XX y XXI.
Al tiempo que una epidemia de obesidad se extiende por el mundo occidental y buena
parte de los países en vías de desarrollo, el hambre sigue siendo un problema en el mundo.
Desde principios del siglo XX se vuelve a planteamientos estéticos de los griegos según los
cuales sólo el músculo sería bello, así como lo dinámico, lo esbelto, lo flexible y lo joven. La
gordura, además de su aspecto estético se convierte –con realismo- en anuncio de
enfermedades cardiacas o metabólicas muy graves y también en un estigma social, no sólo por
las bromas y caricaturas que hacen de su vida un martirio, sino por la exclusión social,
denunciada por Heri Béraud desde 1922 en
El martirio del obeso
, en donde se explica la
ausencia de posibilidades de trabajo e incluso la consideración de causa posible de despido
laboral.
La obesidad, incluso la mediana, resulta proscrita en el panorama masculino, pero en el
femenino aparece la extrema delgadez que obliga a tremendos y continuados sacrificios en la
nutrición y el ejercicio físico.
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