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que expresa la UCP1 a oxidar más nutrientes para obtener energía. También se han realizado
estudios genéticos sobre variantes de UCP2 y UCP3 que las relacionan con una cierta
implicación en la obesidad.
Desde el descubrimiento de la capacidad de síntesis de hormonas, el tejido adiposo ha
conquistado un significado central en el complejo sistema del metabolismo, regulación del
hambre, respuestas inmunitarias y fertilidad. De hecho el adipocito produce hormonas
derivadas adiposas, tales como la leptina y la adiponectina, que juegan un papel clave en la
regulación del balance energético, mientras que las adipocitoquinas (resistina, chemerina,
visfatina, interleuquina-6, inhibidor 1 activador del plasminógeno, proteína 4 de unión al
retinol, factor de necrosis tumoral α y angiotensina), son agentes inmuno-moduladores. La
actividad de las células adiposas se encuentra bajo control de la insulina y el cortisol y son
inervadas por el nervio vago eferente. La diferenciación tisular está influenciada por genes y
sus factores transcripcionales (PPARγ) y diferentes señales pro y antidiferenciación
proporcionadas por factores de crecimiento locales, citoquinas y hormonas circulantes
(insulina y factor insulínico, hormona del crecimiento, hormona tiroideas y
glucocorticoides).
Energía y defensa son elementales para la vida; por eso los sistemas metabólico e
inmunológico, aunque independientes, tienen funciones que se interrelacionan y se regulan
uno a otro. Muchas hormonas, citoquinas, proteínas señalizadoras, factores de transcripción y
lípidos bioactivos, pueden cumplir funciones tanto metabólicas como inmunológicas. Se
reconoce la unión entre desnutrición e inmunodeficiencia, pero hoy se alerta sobre el vínculo
de la obesidad, la diabetes tipo 2, el hígado graso y la ateroesclerosis con la respuesta
inflamatoria crónica, por una anormal producción de citoquinas, el aumento de agentes
reactivos de la fase aguda y la activación de vías de señal inflamatoria. Se especula que la
respuesta inflamatoria leve y amplia que se observa en las enfermedades metabólicas, se
inicia en los propios adipocitos disfuncionales o potencialmente en sus estructuras vecinas,
perturbadas por el crecimiento adipocitario, como son las células reticuloendoteliales y los
precursores adipocitarios. También hay macrófagos que infiltran al tejido adiposo en
expansión, y es probable que estas células produzcan mediadores inflamatorios por sí