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En función de la historia evolutiva :
•
Obesidad a lo largo de toda la vida
•
Obesidad desarrollada en la vida adulta.
En función de la distribución de la grasa corporal:
•
Obesidad androide, central o abdominal,
cuando el exceso de grasa se localiza
preferentemente en la cara y cabeza, el tórax y el abdomen. Se asocia a un mayor
riesgo de dislipemia, diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y de mortalidad
en
general.
•
Obesidad ginecoide o periférica,
es cuando la grasa se acumula básicamente en la
cadera y en los muslos. Este tipo de distribución se relaciona principalmente con
problemas de retorno venoso en las extremidades inferiores (varices) y con artrosis de
rodilla (genoartrosis).
•
Obesidad de distribución homogénea,
es aquella en la que el exceso de grasa no
predomina en ninguna zona del cuerpo.
Otros tipos:
•
Obesidad primaria,
representa un desequilibrio entre la ingestión de alimentos y el
gasto energético.
•
Obesidad secundaria,
deriva como consecuencia de determinadas enfermedades que
provocan un aumento de la grasa corporal.
Si la obesidad es la consecuencia de un exceso del aporte de calorías en la dieta, lo
primero a considerar es cómo los alimentos que integran la dieta se convierten en energía en
el interior del organismo. El organismo actúa a modo de un laboratorio que incorpora,
digiere, absorbe y transforma dichos alimentos. En la transformación de los alimentos en
energía juega un papel central la mitocondria.
Síntomas de la obesidad
El acúmulo de grasa debajo del diafragma y en la pared torácica puede ejercer presión en
los pulmones, provocando dificultad para respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo.