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La dificultad en la respiración puede interferir gravemente en el sueño, provocando la parada
momentánea de la respiración (apnea), lo que causa somnolencia durante el día y otras
complicaciones, como peligro al conducir con sueño. La obesidad puede causar dolores en la
zona inferior de la espalda, y agravamiento en casos de artrosis, especialmente en caderas,
rodillas y tobillos. Los trastornos cutáneos son particularmente frecuentes. Dado que los
obesos tienen una superficie corporal escasa con relación a su peso, no pueden eliminar el
calor del cuerpo de forma eficiente, por lo que sudan más que las personas delgadas. Es
frecuente asimismo, la tumefacción de los pies y los tobillos, causada por la acumulación de
líquido (edemas).
La obesidad abdominal se ha vinculado con un riesgo mucho más elevado de enfermedad
coronaria y con tres de sus principales factores de riesgo: la hipertensión arterial, la diabetes
de comienzo en la edad adulta
(tipo 2) y las concentraciones elevadas de grasas (lípidos) en
la sangre. Se desconoce el motivo por el cual la obesidad abdominal incrementa estos
riesgos, pero es un hecho constatado que, en las personas con obesidad abdominal, estos
problemas se reducen notablemente con la pérdida notable de peso. La pérdida de peso
disminuye la presión arterial en la mayoría de los pacientes con hipertensión arterial,
y
permite a más de la mitad de ellas que sufren diabetes tipo 2, suprimir la insulina u otro
tratamiento farmacológico.
Ciertos tipos de cáncer son más frecuentes en los obesos que en las personas que no lo
son, como el cáncer de mama, de útero y de ovarios en las mujeres y cáncer de colon, de
recto y de próstata en los varones. Los trastornos menstruales son también más frecuentes en
las mujeres obesas y la enfermedad de la vesícula biliar se produce con tres veces más
frecuencia.
Significado de la mitocondria en la obesidad
En l
a obesidad se padece un desequilibrio energético, que se
relaciona con la deficiencia
de la maquinaria energética celular de las mitocondrias. Estos orgánulos son responsables de
la transformación de los nutrientes en energía en el proceso de fosforilación oxidativa, que
conduce a la síntesis de ATP, y a la generación de radicales libres de alto poder oxidativo.
Durante este proceso, por exceso o abundancia de nutrientes, estos agentes pro-oxidantes