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La acción protectora de algunas enzimas antioxidantes requiere la presencia de
sustancias como el selenio y el zinc, que en ocasiones forman parte de sus estructuras,
para cumplir su función.
Para que los mecanismos naturales de defensa actúen adecuadamente es necesario
aportar sustancias antioxidantes mediante una buena dieta. Una equilibrada nutrición
aporta los elementos necesarios para el desarrollo del cuerpo y el mantenimiento de una
vida sana.
Por el contrario, una dieta de adelgazamiento no controlada, baja en minerales y
vitaminas, no es capaz de desintoxicar al organismo de éstos oxidantes y favorece el
envejecimiento celular.
Conclusiones y previsiones futuras
La ingesta de alimentos no saludables consumidos en exceso, unida a una insuficiente
actividad física, se encuentran sin duda, asociadas a la obesidad. Si estas son las causas
principales y próximas de la obesidad, como comúnmente se cree, o si existen otras
causas significativas que producen la obesidad, está aún por demostrar.
Además, se sabe aún muy poco de hasta grado la exposición a agentes químicos
contaminantes interacciona con los excesos de la dieta y los factores del estilo de vida,
afecta el desarrollo de la obesidad.
Es indiscutible que siguiendo las guías nutricionales generalmente adoptadas, bajo
consumo de grasas y elevado consumo de carbohidratos, no se consigue una población
más delgada. Más bien ocurre lo contrario; ahora tenemos una obesidad epidémica en
niños, en adolescentes y en adultos. Esto sugiere que la obesidad está siendo programada
en estados prenatales o en la temprana infancia.
Existen evidencias que apoyan la propuesta de que los disruptores endocrinos
ambientales unidos a las dietas modernas densas en calorías pueden contribuir a la
programación de la obesidad en etapas tempranos de la vida. La exposición prenatal a
obesógenos es probable que sea un contribuyente subestimado en la epidemia de la
obesidad.