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conoce que el zinc previene el hipogonadismo, el enanismo inducido por el cadmio, y está
relacionado con la obesidad. Ambos, zinc y cobre pueden administrarse cuando la obesidad
tiene un componente hormonal, suele suceder en mujeres con irregularidades menstruales,
en pre-menopausia y después del embarazo. Con obesidad está asociado un incremento de
riesgo de cáncer mamario tanto en mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas. El cobre
iónico es transportado en sangre por la ceruloplasmina y se necesita en la muy pequeña
cantidad de 0,6 mg. al día. El cobalto es necesario en el proceso de absorción, utilización de
la vitamina B12. Por ello en muchos de los estados de anemia debido a ésta vitamina, la
administración de cobalto mejora la debilidad general, la somnolencia, los síndromes de
fatiga crónica y el estado general del organismo. El magnesio cofactor para la actividad de
numerosas enzimas, sistema nervioso, para la contracción muscular y los procesos
intracelulares y mitocondriales como ATP-Magnesio y obtener energía para la actividad
física y el ejercicio.
En definitiva, hasta que no se conozcan los principios activos que activen, inhiban y
antídotos que bloqueen moléculas, ya sean enzimas, péptidos y proteínas de forma
específica, y cada una de las causas que puedan originar obesidad, la sola aplicación de
medicamentos no es suficiente para el tratamiento de la misma, sino que debe ser integral.
Debe añadirse al tratamiento con fármacos una dieta adecuada, ejercicio físico y
tratamiento de la conducta del paciente. Todos los medicamentos como solución para tratar
la obesidad hasta el día de hoy han fracasado, aunque tenemos buenas perspectivas futuras
por el desarrollo actual de nuevas moléculas activas para paliarla. Las concentraciones
correctas de iones minerales no engordan, sino que hacen mejorar la eficacia de una dieta
equilibrada y por consiguiente la pérdida de peso. El zinc por ejemplo, es un oligoelemento
esencial, que regula los niveles de azúcar en sangre evitando que haya bajadas y subidas
bruscas de glucosa (azúcar) en sangre, y el níquel y cromo son esenciales para la fisiología
pancreática y la síntesis de insulina. En contraposición a los elementos esenciales se
consideran los metales pesados, no existen iones tóxicos sino que se tiene que hablar de
dosis tóxicas. Entre los más conocidos: destacamos cadmio, mercurio y plomo.