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agresiva tiene alta tasa de fracaso en el tiempo. Sería un error pretender que todo paciente
obeso alcance un peso ideal.
El medicamento ideal para bajar de peso sería aquel que aumenta el efecto de saciedad
que produce el alimento en sí, que aumenta la termogénesis, que tenga una acción
predecible en la disminución de peso, que mantenga la pérdida de peso conseguido y que
tenga un perfil aceptable de efectos colaterales o secundarios, es decir, aceptable en el
ámbito beneficio/riesgo. Por tratarse de una enfermedad crónica, deben aplicarse principios
similares a los usados en el tratamiento del síndrome metabólico. El Síndrome metabólico
considera simultáneamente el criterio de varias patologías, como, la hipertensión arterial, la
diabetes mellitus, la intolerancia a la glucosa por la resistencia a la insulina, la dislipidemia
y la obesidad visceral, elevando la probabilidad de padecer enfermedad cardiovascular.
Deben prescribirse medicamentos seguros y eficaces, que puedan ser administrados a
largo plazo. La suspensión del tratamiento farmacológico, en la mayoría de los pacientes, se
asocia a la recuperación del peso perdido. La medicación debe ser en función del estado del
paciente y de la dieta. Aunque las dietas muestran diferentes grados de efectividad a corto
plazo, el problema real está en conseguir efectos beneficiosos duraderos. Al respecto son
pocos los trabajos que demuestran éxito a largo plazo. El mantener el peso de partida es
considerado un éxito, porque en general, después del tratamiento, la adquisición de peso es
reversible, y se recupera la situación inicial de partida y a veces un peso superior.
Medicamentos de inducción de anorexia
Relacionamos, aunque han sido superados, los compuestos conocidos como
anorexígenos catecolamínicos y serotoninérgicos que se han aplicado, y sin embargo, no
han demostrado una relación beneficio/riesgo favorable. Anorexia es la pérdida o
disminución del apetito. En el obeso la energía se almacena primordialmente en forma de
grasas. Las grasas se almacenan principalmente en el tejido adiposo, y en el obeso
prácticamente en cantidades ilimitadas. Los medicamentos anorexígenos activan el
metabolismo de las grasas, de los ácidos grasos, estas se gastan y el obeso pierde peso.
El obeso dispone de un mecanismo ahorrador de energía, que la acumula en forma de
grasa, en paralelismo del rico ahorrador de dinero por mecanismos diversos. Cuando las
grasas se metabolizan mediante la beta-oxidación de los ácidos grasos liberan pequeñas