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homeostasis de la glucosa, mediante efectos coordinados sobre la estimulación de
incorporación de la glucosa, su metabolismo y almacenamiento en determinados tejidos
(Figura 2).
Figura 2. Múltiples funciones de la insulina. (1) La insulina se une a su receptor. (2) Activación del
transportador de la glucosa (GLUT4). (3) Entrada de glucosa en la célula. (4) Síntesis de glucógeno. (5)
Conversión de glucosa en piruvato. (6) lipogénesis de novo.
La insulina es también un regulador fundamental en virtualmente todos los aspectos de
la biología de los adipocitos. Promueve la síntesis de triacilglicéridos, estimula la
diferenciación de los preadipocitos, el transporte de glucosa, la lipogénesis e inhibe la
lipolisis. La acción de la insulina comienza con la unión de la hormona a receptores
específicos de la membrana en las células objetivo. Cuando la insulina se une a la
subunidad α de su receptor se desencadena la autofosforilación de los residuos de tirosina
de la subunidad β del receptor, que genera sitios de atraque para las proteínas sustrato del
receptor de insulina (IRS-1–IRS4), que actúan como adaptadoras. La unión a estas
proteínas IRS, desencadena la activación de una amplia gama de proteínas transductoras de
señales.
Los IRS1-4 al unirse a la subunidad β autofosforilada del receptor de la insulina
establecen una conexión entre el receptor de la superficie celular con las cascadas de
señalización intracelulares. Los IRS juegan un papel clave en el funcionamiento de la
insulina y el factor insulínico. Las proteínas IRS coordinan las señales desde el complejo
insulina/receptor, con aquellas señales emitidas por las citoquinas proinflamatorias y los
nutrientes. El ramal IRS2 de la cascada de señalización insulina/IGF tiene un papel