Monografía XXXVIII: Primer Curso Avanzado sobre OBESIDAD - page CXXXIV

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importante sobre la respuesta periférica a la insulina y el crecimiento y función y
crecimiento de las células β pancreáticas. La alteración de la señalización mediada por el
IRS2 causa el fallo de la hiperinsulimemia compensada durante la resistencia a la insulina.
La señalización de la proteína IRS se inhibe por fosforilación de la serina y o degradación
por el proteosoma, lo cual puede ser un mecanismo implicado en la resistencia a la insulina
durante la lesión aguda o o estrés crónico asociado con la obesidad o el envejecimiento..
La resistencia a la acción de la insulina (respuesta menor a la hormona) en el músculo
esquelético es uno de los primeros defectos detectables en los humanos con diabetes tipo 2.
La obesidad es el factor de riesgo más importante para el desarrollo de esta patología y
concretamente los depósitos centrales de grasa (obesidad visceral) se han asociado con
estas patologías.
El
órgano adiposo
está formado por varios depósitos de grasa que ejercen diferentes
funciones fisiológicas e implicaciones fisiopatológicas, el tejido adiposo blanco y el tejido
adiposo marrón. Actualmente está totalmente aceptado que el tejido adiposo blanco no es
un mero almacén de energía y es considerado por todos como un órgano endocrino. Este
tejido produce una gran variedad de adipoquinas y citoquinas que pueden actuar modulando
la sensibilidad a insulina. La resistencia a la acción de la insulina en el músculo esquelético,
tejido responsable del 80% del transporte de glucosa insulino-dependiente, es uno de los
primeros defectos detectables en los humanos con la diabetes de tipo 2, siendo la obesidad,
concretamente la visceral, el factor de riesgo más importante para el desarrollo de la misma.
La obesidad se considera como un estado crónico de inflamación de baja intensidad, ya que
en estas circunstancias, el perfil secretor de este tejido se encuentra alterado detectándose
un incremento de citoquinas con actividad inflamatoria. Estas moléculas pueden ejercer
efectos locales en la fisiología del propio tejido adiposo así como efectos potenciales
sistémicos en otros órganos como el músculo esquelético, que culminarían en la aparición
de resistencia a insulina. Por otro lado, el tejido adiposo marrón, debido a su capacidad para
desacoplar la respiración mitocondrial, juega un importante papel en el balance energético.
Alteraciones en este tejido se han relacionado con situaciones de resistencia a la insulina,
obesidad y diabetes tipo 2, sugiriendo que podría participar en el mantenimiento del peso
corporal en humanos (Figura 3).
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