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principales que estarían implicados en los efectos “anti-envejecimiento” y “anti-obesidad”
de la restricción calórica, serían:
(1) una menor producción de radicales libres mitocondriales, y
(2) un aumento de la producción de proteínas resistentes al estrés celular.
Además de la restricción calórica, hay evidencias que muestran que un balance
energético mantenido durante varios meses, donde se incluye un aumento del gasto
energético suele resultar efectivo en la disminución de la adiposidad. Esta reducción se
produce principalmente en la grasa visceral, que es la que posee receptores y actividad
lipolítica mayor que el tejido adiposo de otras regiones. Además, personas con un buen
estado físico tienen la lipólisis en reposo mayor que los inactivos. Otro aspecto que mejora
el ejercicio físico en pacientes obesos es el perfil lipídico. En primer lugar, eleva las HDL y
por tanto disminuye el cociente LDL/HDL y el riesgo cardiovascular. Además, el ejercicio
aumenta el tamaño de las partículas de LDL y HDL resultando un perfil lipídico menos
aterogénico que las partículas pequeñas de LDL y HDL, propias de los pacientes obesos.
Asimismo, un ejercicio físico regular también disminuye los niveles de triglicéridos en
aquellos individuos con valores inicialmente altos, a través de una mejora en la sensibilidad
a la insulina. También el ejercicio físico produce distintas adaptaciones metabólicas que
pueden resultar beneficiosas para el tratamiento de la obesidad. Se produce un aumento del
potencial oxidativo y así, se favorece que se metabolicen más lípidos e hidratos de carbono
de forma aeróbica, produciendo adaptaciones periféricas muy deseables. Por tanto, el
ejercicio físico normaliza el perfil metabólico y permite la disminución de la
morbimortalidad por estas causas.
Para poder combatir esta epidemia mundial que es la obesidad y evitar así las
complicaciones metabólicas y vasculares que está continuamente creciendo, además de los
tratamientos establecidos, tanto la restricción calórica, el ejercicio, los distintos fármacos o
la cirugía, hay que aunar esfuerzos para avanzar en el conocimiento del tejido adiposo
marrón y su prometedor potencial terapéutico frente a la obesidad y las complicaciones
asociadas. Se ha descrito que la respuesta adaptativa del tejido adiposo marrón a un
moderado e intermitente estrés a través de la activación simpática, podría aumentar la