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izquierdo puede disminuir y la función del ventrículo derecho mejora con la pérdida de
peso después de la cirugía bariátrica. También se ha demostrado que la cirugía bariátrica
puede detener la progresión del deterioro en la función diastólica del ventrículo izquierdo,
medida con el tamaño de la aurícula izquierda. Sin embargo, algunos estudios que evalúan
el cambio en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (la medida más aceptada para
medir función cardiaca) no han demostrado una mejoría importante después de la cirugía
bariátrica. También se ha demostrado que la presión y la tasa de presión están mucho más
alteradas en pacientes con obesidad grado 2 o 3 que en sujetos con peso normal, y esta
anormalidad se podría revertir después de la cirugía bariátrica. Aún no se ha demostrado si
estos cambios en la función cardiaca se deben a la mejoría de la hipertensión, la apnea
obstructiva del sueño y la diabetes o la disminución de la grasa corporal.
Conclusiones
La relación entre grasa corporal y el riesgo cardiovascular es compleja y se encuentra
influenciada por diversos mecanismos. Un efecto negativo importante está originado, no
solo por el medio metabólico, específicamente por la concentración elevada de ácidos
grasos libres, sino también por el estado proinflamatorio. Este estado se encuentra asociado
con elevadas concentraciones de citoquinas, que agravan la resistencia a la insulina y
empeoran los efectos sobre la pared vascular. De manera simultánea a esta disposición de
señales biológicas, típicas de una masa grasa expandida, existe una progresiva deposición
de grasa ectópica en diferentes órganos: corazón, médula ósea, hígado y músculo, que
contribuye a agravar el estado clínico de los pacientes con obesidad, resistencia a la
insulina y síndrome metabólico (Figura 4). El efecto de la dieta en estas alteraciones, la
reducción del contenido calórico de la dieta unido a evitar el sedentarismo, son todos ellos
consejos fáciles que van poco a poco influyendo sobre la conducta alimenticia de la
población con el objeto de aumentar la calidad de vida.
La obesidad es un factor de riesgo cardiovascular común y a veces ignorado por los
médicos. La obesidad está vinculada no sólo a enfermedad coronaria, sino también a
alteraciones del ritmo cardiaco y la función ventricular. Esta asociación se da por múltiples
mecanismos, y no sólo a través de la hipertensión, la diabetes mellitus o la dislipemia.