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noradrenalina en los adipocitos, se encuentran los polifenoles. Entre ellos destacan los
flavonoides, siendo las verduras, algas, frutas, zumos de frutas, té y vino la fuente dietética
principal de flavonoides. Es interesante destacar la quercetina, flavonoide muy abundante
en el té verde, té negro, cebollas y vino tinto. Sin embargo, el contenido y la calidad de los
polifenoles del té dependen del secado y la fermentación. El
trans
-resveratrol, un polifenol
del tipo de los estirenos, es muy abundante en el hollejo de la uva y en el vino tinto. No
obstante, conviene recordar que no todos los polifenoles tienen la misma acción, y que su
biodisponibilidad puede modificarse por el consumo simultáneo de otros alimentos.
Particular atención se ha prestado al glucomanano (polisacárido de glucosa y manosa), una
fibra viscosa obtenida del konjac (
Amorphophallus konjac
) que posee efectos teóricamente
saciantes. No obstante tal como se comenta en el capítulo de “Dietas milagro”, a veces los
resultados son sorprendentes y posiblemente no enteramente relacionados con señales de
saciedad.
Plan alimentario.
Actualmente se sugiere que no sólo es importante la fijación de la tasa energética diaria,
sino también la distribución de los macronutrientes a lo largo del día. Así, por ejemplo, la
respuesta insulinémica a un mismo alimento es más elevada por la mañana que a otras
horas del día. Para paliar el efecto lipogenético promovido por la liberación y acción de la
insulina se ha recomendado
evitar la ingestión conjunta de alimentos con alto poder
glucémico y de alimento ricos en grasas saturadas.
El plan a seguir, se realizará en varias sesiones, en las que se informará y motivará a
los interesados sobre los riesgos que implica la obesidad, y sobre los objetivos
fundamentales del tratamiento en los que es indispensable
la reeducación nutricional
del
obeso. Se insistirá sobre la adecuación de la dieta al menú familiar, evitando a toda costa la
sensación de soledad en el paciente. Se explicarán los riesgos de consumir dietas
desequilibradas, insuficientes y exóticas.
Aunque existe suficiente evidencia y garantía de la utilidad de las dietas
balanceadas de tipo mediterráneo, creemos conveniente iniciar el tratamiento con dietas
hipocalóricas ricas en alimentos proteicos magros (100-120 g/día) que a la vez que
motivan, mantienen el efecto termogénico. Dado que las dietas hiperproteicas son