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tetrahidrofolato reductasa, MTHFR; del gen de la serotonina 2A, 5-HT2A; y del
receptor D2 de la dopamina, DRD2). Observaron tras el tratamiento una
reducción del peso, del ansia por el consumo de azúcar y
snacks
, supresión del
apetito, mejoría de la calidad del sueño, incremento de la felicidad y de la energía
y sólo encontraron asociación del tratamiento con el polimorfismo del receptor
de la dopamina.
En Noviembre de 2010, Vicki Brower en la revista News (92) señalaba un
comunicado de la FDA sobre el riesgo elevado que implicaba el hecho que los
consumidores tuvieran acceso directo a los test genéticos. Insistía en la
importancia de que no fuera un arma utilizada para incrementar el mercado de
un producto o la potenciación de patentes y que sólo estuvieran en manos de
personal sanitario. A nuestro entender el hecho de que un individuo conozca que
posee un determinado polimorfismo que le predispone o le protege frente a una
enfermedad, haría que en muchos casos el individuo se convirtiera en ortoréxico
consumiendo sólo unos cuantos alimentos, en teoría “perfectos” o bien se
abandonara a dietas totalmente insanas alejándose del paradigma dietético que
señalaba el profesor Grande Covián,
comer de todo un poco y mucho de nada
.
Comer, un acto social que produce felicidad.
Sé feliz como un chiquillo,
Comparte con ilusión,
Come gambas al ajillo,
Atún, Corvina, Dentón,
Y de postre un fandanguillo
Si algo nos distingue de los animales es el hecho social de comer, comer
compartiendo. La mesa, los preparativos de la mesa, la sobremesa, alimentan
tanto o más que la propia comida. Una de las características más determinantes
de las sociedades primigenias es la actitud social ante la comida, se aprecian ritos,
orden en los platos, situación y jerarquización a la hora de comer o de una
posición en la mesa (71,72). No hay nada más triste que tener que comer sólo, de
pie, con prisa.
Llegar a un acuerdo sobre un negocio, la conquista amorosa, son
aspectos que se consiguen más fácilmente en el marco de una comida buena y
agradable. Para un anciano no hay cosa más apreciada que comer con los suyos,
que recordar la comida que su madre con todo el amor del mundo preparaba.
Hay pocas cosas tan gratificantes para él como el recuerdo de una Navidad a