Nutrición y felicidad - page 21

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modificaciones importantes o seguras para nuestra supervivencia. Los
mecanismos disparadores son muy complejos, pero la tendencia a buscar, a
repetir aquello que es seguro para nuestra existencia se basa en sustancias o
neurotransmisores de recompensa o gratificación entre los que destacan la
dopamina, los opiáceos internos y los endocannabinoides (50,69). Dichas
moléculas son producidas por conjuntos de neuronas que se localizan en
áreas de
recompensa cerebral
(10-13).
La Dopamina cuando se libera y actúa ocasiona una sensación de
recompensa. Previamente, ha sido necesario activar mecanismos para llevar a
cabo una acción que permita alcanzar el objetivo que gratificará posteriormente,
y para ello ha habido que liberar noradrenalina. A su vez se activan otros circuitos
que conducen a la sensación de premio y que dependen de los opiáceos internos
y los endocannabinoides. Una vez completada la acción y conseguida la
recompensa se cierra el circuito mediante la aparición de serotonina (10-13,69).
El proceso en sí de recompensa, de placer, de felicidad, es en sí mucho más
complejo apareciendo multitud de otros neurotransmisores de otras sustancias
cuya revisión escapa de esta revisión. No obstante, hablaremos de aquellos
neurotransmisores que ligan la nutrición con el placer y la felicidad.
Circuitos dopaminérgicos.
Son muy complejos y abundantes. Existen
innumerables proyecciones de fibras que emplean dopamina como
neurotransmisor sináptico en el Sistema Nervioso Central, destacando desde la
perspectiva nerviosa alimentaria el
sistema mesolímbic
o que arranca desde el
área tegmental ventral
del mesencéfalo y proyecta sus fibras al prosencéfalo (11-
13,69). Este sistema es especialmente importante a nivel del núcleo estriado
ventral (
núcleo accumbens
) y regula la motivación, es decir el paso de la
impulsividad instintiva a la aplicación de patrones psicomotrices estereotipados
teniendo una enorme transcendencia en el control de la ingesta (69). Las lesiones
de las vías dopaminérgicas en animales, la existencia de polimorfismos en genes
que codifican su producción, secreción, recaptación y eliminación, o su
modificación por psicofármacos originan alteraciones del comportamiento
alimentario (69,70).
Opioides.
Los opioides endógenos son familias de neuropéptidos implicados en
multitud de funciones fisiológicas del sistema nervioso entre las que se incluye el
control del hambre y del apetito. Las vías opioidérgicas son responsables de
nuestras
preferencias alimentarias
, es decir de que un determinado alimento
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