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genes y felicidad. Este aspecto hizo que durante unos meses pensara abandonar
el tema que les estoy presentando ahora para mi ingreso en esta Real Academia.
Lykken y Tellegen (78) mostraron que la base de la felicidad, la satisfacción
por vivir, tiene un componente genético indudable. Avshalom Caspi y col (79) han
descubierto que el gen de la serotonina (5-HTT), está implicado en la distribución
de la serotonina en el cerebro. La serotonina es la hormona que regula nuestro
estado de ánimo. Cuando este gen se daña, la persona se hace propensa a la
infelicidad y cae en la ansiedad y el estrés patológico. De Neve (80) en su revisión
Genes, economics, and happiness
estudiaron la influencia de la genética sobre el
bienestar en un modelo de asociación en gemelos representativa de la población
americana, y estiman que las variaciones genéticas explican alrededor del 33% de
la varianza individual de la felicidad. Estos autores utilizando métodos
moleculares estudian la relación en una población de jóvenes del estudio
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Health
de 2574 individuos de los que se poseía información de genes candidatos
donde se habían identificado alelos del gen 5-HTT. En el 33% de individuos que
portaban el alelo menos eficiente (el corto) se diagnosticó depresión respecto a
únicamente el 17% en el caso de los portadores del alelo largo.
Las influencias genéticas derivadas del cromosoma X o Y influyen de forma
evidente. Así, se ha detectado un incremento de la sensibilidad al salado y el
dulce en las mujeres y al ácido en los hombres (81). Aquí el Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad lo tiene bastante difícil.
Aunque el sabor depende de la cantidad de papilas gustativas activas,
indiscutiblemente existe además un grado de sensibilidad que viene
condicionado por aspectos genéticos. En la actualidad sabemos que multitud de
genes controlan nuestra felicidad relacionada con el acto de comer: Desde
polimorfismos que hacen que un individuo sea ciego a los colores de la comida o
no sea capaz de reconocer de forma adecuada los atributos sápidos y odorantes,
a polimorfismos que limitan la capacidad de sorprenderse y gratificarse ante
sabores, olores formas características todo es posible.
Nuestro grupo ha presentado recientemente candidatura a un proyecto
europeo donde se pretende explicar las respuestas cerebrales que se producen
ante la visión virtual o real de un alimento y de sus atributos y los mecanismos
que conducen a la elección y consumo de los alimentos. Las características
organolépticas de los alimentos son factores altamente determinantes en su
elección y consumo. Entre los marcadores que se pretenden estudiar se
encuentran polimorfismos genéticos que explican la hiper- o hipo-respuesta o
sensibilidad a los diferentes sabores ácido, salado, amargo, dulce, umami (y
posiblemente frito) (82) y a múltiples olores (83) y que por tanto condicionan en
gran medida nuestros gustos alimentarios. La sensibilidad al amargo y al dulce se