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          conocemos en la actualidad-  pero no había proporcionado una tabla de los mismos. Lavoisier
        
        
          sí lo hizo con gran precisión, pero entre ellos incluyó al misterioso
        
        
          
            calórico.
          
        
        
          Lavoisier también hizo un experimento, como en él era habitual, con la balanza.
        
        
          Observó que los individuos aumentan de peso luego de comer, pero al cabo de veinticuatro
        
        
          horas volvían al peso inicial. Si no se producía ese proceso, el individuo se sumiría en un
        
        
          estado de sufrimiento y enfermedad.
        
        
          A partir de él se empezaron a intentar diferenciar los alimentos según sus
        
        
          
            cualidades de
          
        
        
          
            combustión
          
        
        
          .
        
        
          Hacia 1840 el químico alemán Justus von Liebig dividió los alimentos en dos
        
        
          categorías: los plásticos contribuyentes a la renovación de los órganos y los respiratorios,
        
        
          destinados a mantener el
        
        
          
            fuego orgánico
          
        
        
          , el antiguo
        
        
          
            calor latente.
          
        
        
          Los primeros tenían más
        
        
          nitrógeno, de ahí su asimilación a la antigua tierra, principal componente de la carne. Los
        
        
          segundos llevaban más carbono, de ahí su asimilación al fuego. Entre los primeros estarían las
        
        
          carnes animales, la caseína, la albúmina… y entre los segundos la grasa, el almidón, la goma,
        
        
          el azúcar, el vino, el aguardiente…
        
        
          A partir de entonces se hicieron experimentos para determinar el origen de la grasa -en
        
        
          donde los alimentos respiratorios ocuparon un papel primordial- que llegaron a conclusiones
        
        
          revolucionarias. Identificaba los azúcares con las grasas y concluía que cuando el carbono no
        
        
          se quema se acumula en las células en forma de grasa y aceite. En su concepto los alimentos
        
        
          respiratorios liberaban el calor necesario para efectuar los mecanismos vitales. Si se producía
        
        
          en exceso, el no consumido se almacenaba en el cuerpo en forma de grasa. De ahí que la
        
        
          gordura derivaría de la abundancia de ingesta alimentaria y de los excesos en el sedentarismo.
        
        
          En 1882 un profesor de Patología de la Facultad de Medicina de París, Charles
        
        
          Bouchard, intentó evaluar el carácter hereditario de la obesidad. Sus trabajos le llevaron a
        
        
          distinguir dos tipos de engordamiento: el que provocaban los excesos alimentarios y el
        
        
          proveniente de una
        
        
          
            influencia atávica.
          
        
        
          Según él, los
        
        
          
            sanguíneos pletóricos
          
        
        
          tienden a engordar
        
        
          a consecuencia de sus excesos y los
        
        
          
            linfáticos anémicos
          
        
        
          por causa de su complexión.
        
        
          En 1873 Max Joseph von Pettenkofer y Carl von Voit efectuaron un experimento
        
        
          alimentando a un perro exclusivamente con carne sin grasa. Gracias al mismo determinaron
        
        
          que un alimento plástico podía convertirse en comburente, con lo cual se subvertía la