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anoréxicos de la hormona debido al desarrollo de la resistencia a la leptina. Este mecanismo no
está dilucidado, pero entre las posibles causas se citan: las alteraciones en el transporte de la
hormona al cerebro, la presencia de anticuerpos anti-leptina o de antagonistas de la hormona. Hay
algunos datos experimentales implican al SOCS3 (supresor de la señalización de citoquinas), ya
que la hormona induce la expresión de este factor, el cual regula negativamente la actividad de
varios receptores de citoquinas e impide que las células respondan posteriormente a la leptina,
anulando su cascada de señalización.
Las hormonas, leptina e insulina, regulan la homeostasis energética a largo plazo. La insulina
estimula la producción de leptina mediante su influencia en el metabolismo de la glucosa. La
leptina, vía regulación negativa, por retroalimentación motiva disminución de la secreción de
insulina e inhibe la expresión de su gen codificante. La hiperleptinemia asociada con la obesidad
se considera, actualmente, un factor de riesgo importante para el desarrollo de la diabetes tipo 2.
También se ha comprobado resistencia a la leptina en las células β pancreáticas, donde conduce a
la pérdida de la regulación del eje adipocito-insulina. La hiperinsulinemia resultante estimula la
adipogénesis que, a su vez, conduce al posterior incremento en la secreción de insulina. La
consecuencia es una disfunción de las células β- pancereáticas y el desarrollo de la diabetes
clínica.
Aunque la leptina motiva pérdida de peso a través de la supresión del apetito, (actuando
sobre el hipotálamo), y mediante la estimulación de la actividad metabólica, su función primaria
parece ser la de impedir el daño metabólico en los tejidos no adiposos, favoreciendo que la grasa
corporal se acumule en los adipocitos (únicas células adaptadas a este propósito), a través de un
efecto directo sobre los receptores de leptina, a cuya distribución se ha hecho referencia
anteriormente. Esto puntualiza la función crítica de la leptina como hormona antiesteatósica. En
ausencia de esta actividad normal y fisiológica de la hormona, el exceso de ácidos grasos a
consecuencia de la ingesta excesiva de calorías, incrementaría el flujo de los mismos a los
tejidos no adiposos, principalmente a las células β de los islotes del páncreas y a las células del
tejido cardiaco y muscular esquelético y su depósito en las mismas causando, lipotoxicidad,
lipoapoptosis y disfunción del órgano.
La leptina se considera actualmente como la principal hormona lipo-reguladora que
mantiene la homeostasis lipídica intracelular de la misma forma que la insulina es necesaria para
la homeostasis de la glucosa. A semejanza de la insulina que regula la tolerancia a las dietas