Los remedios contra la Peste Negra-Javier Puerto - page 54

La curación de la Peste: sobre todo las medidas espirituales
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frotándolas de una grasa que llevaba en una caja, la cual usaba también como
antídoto. De esa manera, decían, evitaba el mal que transmitía a otros.
En 1581 el rey Enrique III (1547-1589) autorizó a los parisinos a matar, sobre
el terreno, para servir de escarmiento a todos quienes fueran encontrados sembrando
la peste por medio de ciertas podredumbres, emplastos u otras infecciones.
Claude de Rubys en su
Discurso sobre el contagio de la peste en la villa de Lión
,
en 1557 menciona a un médico español quien, según él, en lugar de limpiarla del
contagio la infectaban con ciertos emplastos que recetaba. Curiosamente las
relaciones entre españoles y franceses, durante el Renacimiento, fueron de constante
tensión y guerras y pocos años después sucedió el terrible caso de Bernart Rigaldía
en Barcelona.
Una de las cosas más terribles, desde el punto de vista social, es que el
aumento en las muertes, la huida de los clérigos y el contagio de quienes quedaban,
privaba a los moribundos de los auxilios espirituales, lo cual les llevaba a un estado
de absoluta desesperación. Para evitar el contagio de los sacerdotes se utilizaron
unas sillas de mano, cubiertas con tablas y cristales, en donde los sepultureros
transportaban a los religiosos para confesar a los apestados. La comunión la daban
por medio de largas pértigas para evitar el contacto directo
79
.
Los pobres se miraban como peligrosos, más aún los vagabundos, los
peregrinos, los extranjeros, los ciudadanos de un país con el que se estuviera en
guerra o los componentes de un sector racial sobre el que se tuviera alguna
prevención o prejuicio, caso de los judíos.
8.2. L
A PERSECUCIÓN DE LOS JUDÍOS
Desde la primera cruzada (1096) y la toma de Jerusalén (1099), la Iglesia no
cesó de denunciar a los judíos como deicidas.
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Francisco GAVALDÁ,
Memoria de los sucesos particulares de Valencia…
op., cit.:
Si acaso el mal no les traía enajenados, o con vómitos, accidente que muchos le padecían, la primera acción era
exhortarles a una buena confesión, dándoles tiempo, si acaso no la tenían dispuesta, para el examen; hecho este les
confesábamos, e inmediatamente les dábamos los dos Sacramentos, el de la Eucaristía acompañado siempre con algunas
hachas y campanillas, y un religioso o servicial con un vaso de agua, para ayudar a entrar la forma; el de la
Extremaunción le dábamos a los principios con una varilla de plata, después perdido el horror ya se daba con los dedos
.
1...,44,45,46,47,48,49,50,51,52,53 55,56,57,58,59,60,61,62,63,64,...98
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