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La parte de la fibra que no se fermenta, proporciona volumen para la excreción de la masa fecal, y
puede unirse a toxinas y productos de desecho ayudando a su eliminación por las heces. Finalmente, el
recto y el ano permiten la controlada eliminación de las heces.
Cómo interviene el páncreas
El
páncreas
es un órgano glandular alargado y cónico, localizado transversalmente en la parte dorsal
del abdomen, detrás del estómago. El lado derecho del órgano, llamado cabeza del páncreas, es la parte
más ancha y se encuentra en la curvatura del duodeno. La parte cónica izquierda, cuerpo del páncreas, se
extiende ligeramente hacia arriba y su final, denominado cola, termina cerca del bazo. Está compuesto por
numerosos lobulillos que tienen como función segregar poderosas enzimas digestivas que se vacían en el
duodeno, y otros enzimas encargados de elaborar la insulina que libera en la sangre (Figuras 4 y 5).
Tiene dos conductos excretores:
-
el conducto de Wirsung o conducto pancreático, que se une al colédoco y desemboca en el duodeno
(ampolla de Vater) y recibe colaterales del páncreas perpendicularmente, y
-
el conducto de Santorini, conducto accesorio.
El páncreas puede considerarse como una fabrica de proteínas, ya que produce y secreta muchos de los
enzimas necesarios para la digestión, incluyendo aquellos que digieren las propias proteínas (tripsina
quimotripsina, carboxipeptidasa y elastasa), las grasas (lipasa y fosfolipasa) y carbohidratos (alfa amilasa).
El páncreas libera estas enzimas en el jugo pancreático, jugo que está enriquecido con bicarbonato
necesario para neutralizar la acidez del quimo, que proviene del estómago. Más de un litro de jugo
pancreático se produce cada día en respuesta a señales procedentes del propio alimento ingerido.
Figura 4. Estómago, páncreas y duodeno