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Igual de interesante resulta conocer la evolución de las fuentes de energía en la dieta, de
origen animal o vegetal. Así, de acuerdo con los datos de FAOSTAT, el porcentaje de
incremento ha sido mayor para la energía de origen animal, y tanto en países no
industrializados, en los llanmados en transición, o en los más industrializados. De manera
más específica, los cereales como principal fuente de energía de la Humanidad a lo largo de
la historia, también han sufrido modificaciones considerables. Así, a nivel mundial, el
descenso ha supuesto prácticamente un 50%, de manera mucho más acusada en los países en
desarrollo, y habiendo permanecido su aporte energético a la dieta de manera más estable en
el caso de los países industrializados. ¿Y qué ha ocurrido en el caso del grupo de carne y
derivados?. En los años 60, se consumían unos 25 kg/año/per capita, y ahora se superan los
50 kg anuales por habitante. Y en el caso de los países menos favorecidos, el incremento ha
sido de prácticamente un 300%, alcanzando en los más industrializados casi un 50% más.
En el caso de España, de acuerdo con nuestros resultados actuales (año 2012) en
colaboración con el MAGRAMA (Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente), y derivados de la interpretación de la dieta española a través del
Panel de
Consumo Alimentario
, el grupo de cereales supone un 25% del toral de la energía de la
dieta, y es el grupo de carnes y derivados el segundo, con un 15%. Sin embargo, es
destacable que otro grupo de gran relevancia nutricional como el del pescado y marisco,
apenas contribuye con un 2% al total. E igualmente destacable en nuestra dieta es que el
grupo de azúcares (naturales y añadidos), suponen del total un 5%, muy por debajo de lo que
contribuyen en países como Estados Unidos o Reino Unido, donde se supera fácilmente el
10%, y que llega hasta el 18% en el caso de niños entre 4 y 13 años (Estados Unidos).
Resulta interesante también comprender el concepto de “coste energético”: son los grupos de
cereales/granos y el de grasas y aceites los que proporcionarían más energía a menor precio;
por el contrario, 100 kcal a partir del grupo de frutas o de verduras va a suponer un coste
económico hasta cuatro veces más.
En la evaluación de los factores que están condicionando nuestra ingesta energética,
cobra cada vez mayor relevancia el saber el tipo de establecimiento en el que hacemos
nuestra compra de alimentos, o si visitamos por ejemplo con regularidad restaurantes de
comida rápida
. Los resultados de los pocos estudios llevados a cabo, fundamentalmente por
el grupo de Adam Drewnowski en EEUU son concluyentes: el porcentaje de calorías