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          provenientes de “fast food” supera como media el 15% en el rango de edad de entre 20 y 39
        
        
          años, y es de sólo el 6% en los que tienen 60 y más años.  ¿Se refleja este patrón de
        
        
          alimentación  en el peso corporal?. Efectivamente, y para todos los grupos de edad, a medida
        
        
          que es mayor el % de energía obtenida en establecimientos de comida rápida, se incrementa
        
        
          el peso corporal. Pero además, el impacto del consumo de energía “fast-food” presenta
        
        
          igualmente una derivada que podríamos denominar de equidad: así, se ha visto que es en las
        
        
          poblaciones con menores recursos económicos y educativos, donde más impacta,
        
        
          desquilibrando el balance energético.
        
        
          Todo lo anterior ha llevado, y continúa, hacia una modificación progresiva del
        
        
          denominado perfil calórico de la dieta, ya que cada vez aportamos más energía a partir de
        
        
          lípidos y proteínas, y menos desde los hidratos de carbono, fundamentalmente los complejos
        
        
          (“almidones”). Y el problema no lo es sólo de los mal llamados países occidentales, sino
        
        
          también, y de manera más grave en los llamados
        
        
          
            países en transición
          
        
        
          , de los que China
        
        
          constituye un ejemplo a no seguir. Y es que si se analiza su perfil calórico desde 1991 hasta
        
        
          el año 2010, en su población infantil y adolescente, los cambios han sido muy significativos:
        
        
          -‐
        
        
          Una disminuación progresiva del aporte energéticos desde los carbohidratos: 66.7%
        
        
          vs. 56.8%.
        
        
          -‐
        
        
          Aumento de la proporción de grasa, desde un 21.5% al 32.0% actual.
        
        
          -‐
        
        
          Incremento del % de energía a partir de la proteína: 11.8 vs. 13.1
        
        
          Resulta también llamativo que cuando se evalúa cómo se ajustan las ingestas actuales de
        
        
          energía por parte de la población española a las recomendaciones, se observa que en el caso
        
        
          de los hombres entre 20-39 y 40-49 años de edad, apenas suponen el 92% y el 96%, y que
        
        
          sólo en la franja de edad de 50-59 años se alcanzan el 100% de las Ingestas Recomendadas.
        
        
          Esta situación, sin embargo, de relativa insuficiencia energética no se da en el caso de las
        
        
          mujeres, que sí logran cubrir sus requerimientos.
        
        
          Una pregunta interesante es si están influyendo estos cambios en la ingesta energética y
        
        
          el “origen” de la misma en el peso corporal y de qué manera. En los estudios realizados
        
        
          sobre todo en EEUU, parecen ser los hidratos de carbono, con un porcentaje elevado de los
        
        
          “sencillos”, los que hayan causado un mayor desequilibrio en el control del peso corporal
        
        
          poblacional, sindo menor el impacto en el caso de los lípidos.